EL COLECCIONISTA DE ATRIBUTOS
rentamiento donde sus enemigos lo superaban en número, donde se escuchaban "huyan" y "retirada", cada uno de sus com
mil veces que aguantar los miles de torturas de los desgraciados guerrillos en esos campos
el bosque revelando su posición por las linternas, pudo ver que solo e
s, provocando que el esc
-le interrogo e
o un ente y me ataco, apuesto a que
fue? -le pregun
les mintió para lleva
-ordeno el mayor, quien estaba cegado por atrapar a ese delincuente, al oficial má
o pierdas la cabeza, ja, ja, ja -dijo Hernán limp
ar alcanzarlas, aún estaba muy débil por sus her
olvieron, pero esta vez solo enco
arse de que los perros los habían abandonado porque estaban ocupados co
gritando. Un soldado se tropezó cayendo y el otro, en lugar de ayudarle, paso por encima del cuerpo, sin detenerse por los gritos de ayuda. Le toco frenar cuando choco con los perros, quienes
rizonte, aunque el policía por un momento deseo que nunca hubiese amanecido, pues lo primero que vio fue la cabeza de su jefe colgando frente suyo, luego una lluvia de sangre y
ojos cerrados
.
ra que chirriaban al ser usadas, las paredes agujereadas debido a los múltiples enfrentamientos
da edad a la que su marido le dejo solo esta edificación al morir, ya que casi todo el dinero se lo gasto inútilmente tratando de alargar su vida. Además de habitaciones tenía gallineros y cultivos para solventar el diario. Por el hecho de que no l
armado las prohibió por considerarlas inmorales, eso le dijo un anciano del pueblo al preguntarle por qué en los bares solo había machos. Así que se deprimió por no encontrar alguna fémina, le toco devolverse para el hotel a sedu
erá que si mi cuchillo no se alimenta no podré calmarme? Será, será que será lo que será,
e pegado con adobe y pintado con cal, el sonido era amenizado con una antigua grabadora, donde solo servían una
ar su colección, sino aquel que le había dañado el rato en el monte. Aunque lo salvo de la trampa policial, pero que aún le dolían las he