UN ITALIANO VINO A RESCATARME
1996. Su madre era soltera,
ola sola y sin ayuda de nadie.
s pisos con un balcón hermoso
estaba justo enfrente. El pis
adas del mismo material, estaba
con barras de protección. Era u
te equipado para que la peque
dÃa sucedió a
torgados un par de brazos y man
y hueso para convertirse en p
mitÃan porque al ser ta
susurraba su madre al mecerla
ntras bebÃa leche. Una niña in
poco a poco se co
ogró dar sus primeros pasos,
ir a la bicicleta cuando sus p
tampoco podÃa jugar con otros
ón de Aida era colorida, sus
e la siguie
de recortes de lugares a los q
par de libros viejos y empolva
aquel dÃa porque con las tijer
ó nada
turas de todo tipo realizadas p
mala suerte de ser una niña d
pinturas, lie
de cada dÃa desde los ocho añ
antánea cubierta de goma para
liz
que guiaba al balcón en el cua
alles y juguetear en el parqu
a ella porque ahà registraba
n cuaderno que guardaba debajo
itárselo porque al ser un obj
so era papel-. Al cumplir diez
n de su habitación, ella se ac
ón de niños juguetear en el par
Entonces decidió pedirle a su
que eres de papel. Mira, inclus
pel -dijo su madre
admirando su rostro en el espe
apel. De esa manera dejó de ve
tristeció. Aida se duchaba una
podrÃa lastimarse. Por eso er
algo malo pudiera pasarle. Sol
su madre, de vez en cuando
poder jugar y divertirse. Si
orar cada noche en la oscuridad,
único lugar en el qu
osible, pero Aida lo vivió en c
de su h