Millonario Arrogannte
i
de enormes rascacielos se aprecian desde lo alto. Mi despacho no es muy espacioso, comparado con el que tengo en casa, ese es mucho más amplio que este. Sin embargo, si algo los hace parecido es el orden y la pulcritud que hay en cada rincón del sitio. Desde
o para leerlo. Suelo hacerlo todas las mañanas sin falta, se podría decir que es parte de mi ruti
retaria que no tarda en
me señ
fé? -la interrumpo le
o, señor -responde
i café? Porque parece que no te
-musita avergonza
ue si aguardo un segundo más
o limpio antes que vuelva -dema
ro de la oficina di
rrojo que lleva poco tiempo en el restaurante, de resto ningún otro es competente. Al ser el heredero de los restaurantes Vogel, negocio que mi abuelo materno dejó a mi cargo, tengo una gran responsabilidad, puesto que debo mantener su legado en alto. Decidí estudiar gastrono
ir y no sacar a la luz. Por lo que me obligo a no pensar en
-pregunto subiendo al auto, un A
poco precipitado dejar la compañía de su padre -menciona Álex-.
ra que esperar -digo no muy conve
podría darnos una
, l
la obligación de buscar un accionista que pudiera comprar las acciones del antiguo socio
colgando, sin darme tiempo de informarle que estaré en
ntos encima del escritorio, recibo una llamada de la
lo qué
no es tu día -emit
spondo tajante-. Tengo muchas cos
irar al otro la
una cena familiar. Sé que odias este tipo d
allá? -hablo sintiendo ganas de reír-. Sabes cuál es mi
fligida, pero la verdad no me impo
ntas aparentar que tienes una familia perfecta cuando no es así.
e me encuentro. Aunque la mayoría de los empleados me conocen y saben cómo es mi carácter, no quiero darles más motivos de aquel horrendo apodo que me han puesto. Busco el blíster que llevo siempre conmigo, y agarro una pequeña pastilla que llevo a mi boca tragándola en
un episodio de ansiedad aumenta mis síntomas, me siento expuesto, y vulnerable. Tan solo el imaginar que los demás me juzguen o critiquen, que vean lo frágil que puedo llegar a ser en este estado, es algo qu
cómo me encuentro. Sin embargo, cuando estoy por girarme y regresar a la cafetería, siento un cuerpo
za -escucho un
dad, parece no saber nada de la moda y su ropa ancha y oscura lo deja ver así. Usa unas gafas de pasta gruesa que cubren gran parte de su rostro desnudo, sin
nombre. En fin, sacudo el polvo que se ha ad
nas -hablo cortando el silencio
arra su móvil que ha caído a unos met
ados en su propia burbuja que olvidan el mundo donde viven. Si al menos se dieran cuenta de lo que los rodea, evitarían este tipo de incidentes.
del hogar, ya que la ama de llaves se encarga de ello, el día de hoy he decidido darle el día libre para estar solo. No me toma mucho tiempo llegar al centro comercial, estaciono el auto y entro
uella que un día Álex me regaló ebrio. Aún no comprendo por qué razón la conservo, a decir verdad no es para nada bonita, pero algo tenía que me hacía no arrojarla al tacho de ba
eer que me he equivocado de móvil.