La herencia maldita
esté intrigada y asustada,
r una sola palabra, mientras movía la cabeza y hacía un gran esfuerzo para no llorar. Al llegar se en
r que darte esta noticia. Pero tus padres han fallecido en un
debe ser cierto! -Grité
o- dijo Sor Inés y me abrazó muy
ía la madre Superiora, pero por
, y que me sentaran, trajeron un vaso de agua ob
mo p
a la madre Superiora también muy afligida. -Los agentes que trajeron la
nstancias? ¿Qué
explicación. Ahora tienes que reponerte e ir
esa? De seguro no era cierto, sí, me dije. No están muertos, solo no saben donde están. Y así de a poco me fui llenando de una esperanza llena de miedo. Y mientras las monj
ia de mi pequeño pueblo, y escuchaba a todos murmurar esa frase, "extrañas Circunstancias" Nunca supe
para siempre dejánd
a sensación de vacío, impotencia y abandono que sientes no se puede comparar con nada más. Aun con mis pocos años, experim
acía sentir en medio de la noche tenebrosos y escalofriantes. Llegamos al pueblito de pocas casas, junto al amanecer. El escándalo de los ca
cena que jamás pensé ver en toda mi vida. Hasta ese momento todavía albergaba la esperanza de que todo fuera un error. Y mientras avanzamos despa
bían muerto y
pecto macabro y tenebroso. Avancé sola dos pasos hasta situarme en medio de ambos con el corazón latiendo aceleradamente como si se me fuera a salir cuando los viera. Pero ambos ataúdes estaban sellados, y tampoco tení
gro. Al percatarse de que era yo, vino rápido a mi encuentro y me abrazó también. Al separarse lo miré a sus ojos, y fue entonces que supe que no existía un error, esos
dos monjitas que me habían acompañado, y del padre de la iglesia. Observaba en sile
-pregunté con
er un esfuerzo para escucharlo. -Como sabes, murieron en extrañas circunstancias y nos prohibieron abrir los sarcófagos. Los policías que los trajeron, dijeron que no estaban en condiciones de
seguía atascada en "circunstancias extrañas" Por lo que al
frase. -Todo el mundo dice extrañas circunstancias, pe
rrible les pasó a mis padres que nadie es capaz de decírmelo? ¿Los asesinaron, es eso? Me pregunté ante la incógni
No es que no quieran decirte, es que nadie sabe. La policía n
ido otro familiar que no fueran mis padres. Es más, las pocas veces que mi curiosidad me llevó a realizar esas preguntas a mis ellos, obtenía como respuesta el silencio, por tal motivo, con el tiempo me dejó de preocupar
a a nadie más en el mundo, las tomé de sus manos. Ellas me sonrieron y apretaro
la, nos tiene
las condolencias y me dedicaron una mirada de lástima, y me acompañaron al entierro de mis padres. Sie
Corrí a su habitación dejándome caer en su cama, todavía podía percibir el olor a ellos. Envolví las sábanas, las
casa en él. Yo los miraba hacer observando cómo de a poco la casa se vaciaba y al mismo tiempo sentía que lo ha
nés al entrar en una habitación det
favor y tom
chos libros y un gran crucifijo en la p
a vernos? -pregu
e una gaveta un viejo sobre amarillo-lo deja
s pa