Quédate en mis brazos
todas maneras, aún no terminaba su trabajo; debía visitar a una de sus clientas que ya no que
hombre fuera sincero, y no lo hiciera por todo lo que le
ar que lo formó en el profesional que era al día de hoy, sabía que no tenía oportunidad de ascen
ía. Acababa de leer que se hablaba muy bien de la visión del nuevo bufete, que era a
maba a los cuatro vientos desde que era estudiante. Supo que se casó co
nible para tom
guntaría
upidez, quizá, con suerte, al menos obt
ambiado la corbata un par de veces antes de d
iene cita contigo en diez mi
rumpir, porque puede que este sea nu
tes de irse y volvió unos minu
de n
illa y al sentirla tan suave no quería separarse de su la
como un idio
por recib
í o tomar una copa fue
y, si hay algo que celebrar, disfrut
eñaló un pequeño salón disp
agua y sirvió un whisky para
llini. Nuestro plan es atraer a la gente más prometedora de los últimos tre
mis clientes conmigo debido a las cláusulas que no p
ntela, queremos tu talento, pero son bi
de semanas finiqui
o. Esta es la propuesta
e despertó tanto su inter
es la t
n siendo mal clasificados. El que logre los mejores acuerdos en cinco años
posibili
mi tiempo con alguie
ece que hay un detal
escu
ó lanzarse, porque si no actuaba en ese momento, nunca tendría el valor de i
ero ella suspiró antes de agregar-: No me parece profesional que
emos? -señaló diverti
cambio, tenerla frente a él implicaba más. En el restaurante, sucedió algo entre ellos a tomar e
lo que
uánto tiempo teng
e equivoqué de hombre -dijo ponié
tro extremo y se encontró
de fi
demos hablar
un buen
ufórico por haber log
a mientras ordenaba los documentos firmados y
a, llevaba varias carpetas en sus manos y Ca
ento,
upes. ¿Es lo
pudo ser directo al invitarla y ella lo acojonó con su seguridad. Se p
en media con más documenta
lo sa
to sustancioso para mí -bromeó, aunque de pronto s
hablas,
Herrera,
la oficina en dirección a la de su jefe y amigo,
ía fácil conseguir que accediera a fi
pero retrasaría el regaño. Casandra Herrera estaba preci
esente en su cabeza. Sin embargo, lo colocó a un lado, debía olvidarla y disfrut
en un momento determinado. En cambio, él fue incapaz de disimular su decepción al contemplar a la de
uerrían irse en toda la noche. Debió hacerle caso a Josh cuando le aconsejó lleva
ar la velada, porque no todos los días se recibían ese tipo de propuestas. También notó el interés de Casandra de
ninguno de sus acompañantes y, en varias ocasiones, vieron con admiración que re
al dirigirse al tocador lo hacía como una danza
necesitaba cualquier elemento que llamara su atención y qu
a Susana, pero así era. Como una fuerza magnética que provocaba en él ans
s, ella se puso de pie y se despidió con amabilidad de cada uno. Fabio se sintió un e
anos. Aun así, trascurrieron cinco agonizantes minutos donde se debatía entre desp
dió ponerse de pie llegó u
icación. O fui demasiado sutil al invitarlo a salir conmigo o necesi
al salir de allí. Era casi seguro que balbuceara algo y que lo considerasen intoler
la en recepción, pero cuando al fin salió a la calle, no la encontró. La decepción
trajo para que caminara rápido, como si fuesen dos adolescentes escapa
haberle seguido la corriente con la chiquillada y no
to -respondió muy se
lla silbó como un camionero, admirando la carrocería, mientras Fabio
obre la piel rojo vino combinado con negro. Sonrió cual n
Sentir su lengua dentro de su boca, provocó que profundizara con más seguridad, aunque al alejarse, notó la sorpresa en su mirada y su estómago se contrajo. No era po