Casada con un montruo
acero. - Tu relación con Jamie sólo ha entorpecido mis negocios, preferiría haberte emparejado con un Costello, no apruebo a alguien que no forma parte de alguna familia de nuestro círculo, y q
os ojos sobre mí, ¿o era una impresión? No es que se dieran cuenta. Para ellos yo sólo era la novia feliz bailando con su suegro. Durante unos instantes dejé que mis ojos vagaran por la fiesta, la gente caminaba por todas partes, sonriendo y charlando. Por un momento miré a mis padres, las únicas personas que realmente sabían lo que estaba pasando. Mi madre se aferró a mi mirada y sentí súplica y remordimiento en ellos. Tal vez una lágrima brotó de sus ojos. Mi padre, en silla de ruedas, aún convaleciente de su enfermedad, no tuvo el valor de mirarme a los ojos. Desde que me enteré, nunca me miró ni intentó hablar conmigo. ¿Estaba enfadado, avergonzado? A pesar de todo, no le culpaba, la razón de todo esto no eran sólo las deudas, había algo más en juego. Y mis decisiones nos
sino también para Nicholas y Nicole. Después de casi seis años por fin podría encontrar su paz, su familia, su tranquilidad. Yo nunca jamás podría pedirle eso. Hace poco más de dos meses había pasado por un infierno. - Está bien Ethan, realmente aprecio tu preocupación. - Ehhrr... lo siento. - Una tímida sonrisa apareció en su rostro y arrugó el puente de la nariz. - No tuve elección -hizo una pausa, mirando a Nicole-. - "Nicole pensó que si yo decía... ya sabes, Vivian preguntó..." Se arregló apresuradamente, con las mejillas acaloradas por la vergüenza. - "Sólo quería decirte que si lo necesitas... eres importante para Nicole. - Termina. - "Lo sé..." Sonrío, aunque no me llega a los ojos. - Lo sé... -Miro a mi amiga. Ella mira en nuestra dirección. Nicole sigue mirándome preocupada, pero cuando le guiño un ojo y le sonrío, ella simplemente me lo devuelve con brillantez. Su tensión se desvanece o se disimula muy bien. Nunca lo sabré. Vuelvo a centrarme en su marido. - Agradezco tu preocupación, Colle. Pero de verdad que está todo bien. (¡No, no lo está!). (¡Dios, estoy tan jodido!). Aunque... en realidad... -me retuerzo incómoda. - ¿Hay algo que puedas hacer por mí, podrías... podrías distraer a James unos minutos? Ya sabes, necesito un respiro. Vuelve a mirarme con extrañeza y esta vez ni siquiera lo justifico. - Por supuesto. - Duda un poco, mirando hacia otro lado. - Bueno, creo que ya es hora de que felicit