Casada con un montruo
han vaciado las dos cuentas de ahorros. Hace cinco días, mi padre... - Sentí que se me iba el tono. - ¡Dios mío! No me digas que cogiste el dinero de la cuenta de nuestra propia hija. - Sus labi
ción. - Me llevo la manga de la chaqueta a la cara y me froto las lágrimas. - Quizá podamos vender esta casa y mudarnos a nuestra casa de verano. De todas formas, esta casa es demasiado grande para nosotros tres -sugiero, con la voz nasal por el llanto. - Papá, ¿cómo puedes ser tan imprudente? La expresión de su cara se vuelve incómoda - La casa... la casa está hipotecada... y saldrá a subasta dentro de cinco días. - Mi madre habla desde detrás de mí con calma. - ¿Qué? - Aprieto la mandíbula y los puños, las uñas cortas y rojas me magullan la palma de la mano con tanta fuerza que me crujen los nudillos. No puede ser peor. Mi padre se mueve incómodo, sus ojos inexpresivos durante un segundo. Luego, con un gemido agónico de dolor y la mano en el pecho, cae con un golpe sobrehumano. Él - ¡Dios mío! Alice, ¡llama a urgencias! - Mi madre estaba a su lado en un segundo. Bueno, en cuestión de minut
as, y aun así no me lo dijiste. - Realmente no sabia de toda la involucracion detras de la relacion con tu padre y Jamie. - Sus mejillas ardían de vergüenza. - Me enteré después del ataque a nuestra casa. Por desgracia, tu padre también me mintió. Lo único que quería era mantenerte alejada de todo aquello. - Se frota los ojos casada. -Por desgracia, cuando me enteré ya era demasiado tarde. - ¿Por qué mamá, por qué me quiere Jamie? ¿Qué gana con ello? - La preocupación envolvió mi tono. - Yo tampoco lo sé -con los labios apretados en una línea dura, sacude la cabeza-. - Sólo puede ser un juego enfermizo, para hacer sufrir a tu padre. Eso es lo que hace la gente como él. Gente como él. - No te preocupes, cariño, nunca dejaríamos que te llevara. - Sostiene mi mano entre las suyas. - Nunca lo aceptaríamos sin una buena pelea. No te preocupes, en cuanto tu padre sa