El Lugar más Secreto de mi alma
, pero al llegar al salón, allí estaba Ana María esperando. So
! - le reclamó. - ¿Qué haces despierta a esta
a? ¡Cuéntame qué pasó con el viejo! - respondió la muchac
de esa forma de
: ¿el joven del ayer? Le dig
amos una velada fabulosa. No nos alcanzó la noche para con
e tiene mil años en la tierra! ¡Es un dinosaurio! - agarró a Sofía por los
ía -y es un hombre tan galante,
señor debe tener mínimo el doble de tu edad? ¿Qué se supone que
ntador que es. ¡Pasé una velada como nunca antes con nadie! Me fascinó sa
ó asombrada su amiga -¿Qué te está pasando, Sofía? Jamás
no. ¡Y esas canas en las sienes se le ven tan sexy! Y esa boca tan hermosa... ¿Es que de
ede decir de todos. No te voy a negar que Gonzalo, que hasta nombre de viejo tiene, es guapo y que en sus tiempos debe haber roto unos c
ro, pero ya está! Me gusta Gonzalo, la pasé mu
al máximo - ¡Ése es el colmo! ¿Cómo me vas a decir que permi
e es tan caballero que no se atrevía a hac
quí y tienes que aceptarlo. Eso no es normal. ¿Cómo te vas a en
uando me besó. Es un hombre súper entretenido, habla con ese tono respetuoso que ya no se encuentra, menos aún en esos tipos cutres que conocemos cuya idea de una cita romántica es a
atán suelto, pero de ahí
a hablado de algo serio, pero disfruté
so, soy mayor de edad y puedo decidir lo que
r: sí, eres libre de hacer lo que quieras, pero... ¿él también lo es? Porque a esa edad no creo que sea
En verdad no me
r, Sofía! Más aún cuando hasta te has besado con él. ¿Dónde d
ombre es casado lo mando a nadar al Mar Muerto. ¿Te basta eso?
todo, absolutamente todo de lo que pasó esta noche y qué hizo el gerontosaurio para dejarte co
habitación de An riendo y
aba exhausta y se sentó un rato en la sala de descanso. Casi deseaba dormirse sentada. Había salido un par de
que ella deseaba ver desde su estreno y nunca sacaba el tiempo para hacerlo y al terminar, fueron a comer. Sofía no recordaba habers
tomado de la mano con Sofía, la guió hasta un claro debajo de un árbol. Allí desplegó un mantel y dispuso todo un picnic para ellos. Comieron en agradable conversación y tuvo que ser cuidadosa con el delicioso vino que Gonzalo le servía para no aparecerse en el hospital pasada de tragos. C
ir a trabajar y aunque lo único que deseaba era recostarse en el pecho
staba en su descanso, que alguien más atendiera la emergencia, pero la joven insistió. Ella se levantó y arrastrando lo
donde ponerlo y
a que sientas lo que yo, cua
ñeros comenzaron a bromear con ella, como era la costumbr
dó la tarjeta en su bolsillo, mient