Ella Es MÃ Mussa
t,
El aire era frÃo, pero no importaba porque tenÃa la oportunidad de montar a caballo. Era su momento de libertad, y le dio la bienvenida. Solo c
se tropezaron con una bola de color blanco, que se distinguÃa con facilidad entre las pie
jo la caliente lana del animal y su corazón se derritió sin remedio. SabÃa que no hubiera podido salir de allà sin perd
sospechaba. La madre estaba muerta; su cuerpo estaba me
terreno, dejando una enorme mancha. El pobre animal habÃa muerto al dar a luz,
me roca para volver a montar y poco a poco encontró la manera para salir de la grieta entre las piedras y regresar al sólido terreno de la prad
con torpeza, demostrando con claridad que tenÃa problemas para soportar el pes
de tranquilizarla con palabras suaves y caricias, examinó el casco lo mejor que pudo,
? - Terra la observó con paciencia, com
a que se calmó. Una vez que Terra se hubo tranquilizado lo suficiente, se
ndremos que reg
iciera más profunda por buscar su propia comodidad, y un paseo no la matarÃa. Puede que no fuera demasiado agradable con el corderito en los brazos y que el sol de noviembre resultara un poco más ardiente de lo que cre
iéndote es
te, de que los deseos y el deber rara vez coincidÃan. Al menos en su caso. Asà que en Kent se encontraba en ese momento. Graham Everley, noveno barón de Rothvale, dueño de Gavandon, miembro del parlamento, retratista no conocido y, sobre todo, miserable
enos desde el
mientras estás aqu� -preguntó Hargreave de
uso Graham, sin apartar
ió ante el palpable dolor que le golpeó en lo más hondo, casi como si le perforaran la carne. El duro latido que acompañó el dolor le
amigo para que se acercara-. ¿Quién es? ¿Quién es esa joven belleza que llev
él ante la ventana y frunc
ajaré y averiguaré lo que le ha pasado. -Graham siguió a su amig
reo que ha tenido algún problema - a
uchacha parecÃa nervios
ra suficiente para tentarse. Se trataba de un sonido ronco, con un soplo de sensualidad que ponÃa en su cabeza
Hargreave lo que le habÃa ocurrido, haciendo caso om
de acontecimientos. Me encontré con este corderito recién nacido, y su madre muerta en
entregarla en la finca, n
emente una piedra o algo asÃ. Asà que mucho me temo que hemos pade
istrador de la finca y s
aminata tan dura con el animal en brazos. ¿Por qué
, gracias -se negó ella
uvieron en el lugar donde él estaba parado en los escalones. Graham se quedó paralizado, pero no apartó la vista, viéndose obligado a mirarla,
ión a mis invitados. - Hargreave se volvió ligeramente, dirigiendo su mirada al lugar donde estaba Graham, todavÃa sobre el mismo esca
nado c
Ãa estar pagando mi deuda con usted. - Hargreave seguÃa parloteando cuando el administrador de la propiedad entró en
rra, señor Hargreave. El
o que habÃa sugerido Hargreave. TodavÃa no habÃa acabado de mirarla. Y querÃa oÃrla hablar un poco más. Pero todos sus deseos se vieron relegados cuando el mozo transfiri
re el que regresará a casa se llama Triton, dios del mar. La tierra y el mar se ven
n blanco, pero se limitó a es
ue sé manejarlo. Es un animal muy rápido y, no obstante, suave. Gracias, señor, por su amabilidad y por pre
er los pies en el escalón cuando lo que en realidad querÃa era ayudarla a alzarse desde la caja. Poner las manos en
ve. «Una buena pr
l mundo lo aguarda con gran entusiasmo -respondió ella con cortesÃa, p
entre los que lo espe
que sÃ. Si acudÃa al baile esa noche significarÃa que volv
-. Una vez más, muchas gracias, señor Hargreave, por su ayuda. Por favor, transmÃtale mis mejores
nó al «señor Everley». La señorita Byron-Cole habÃa citado a su primo, Julian Everley, el novio, y la razón de que Graham estuviera en tierras in
él durante un momento y le sostuvo la mirada. De pronto, Graham se sintió como un escolar y no pudo reprimi
de reunirse con él en la escalera. La vieron montar con rapidez, y los cascos de T
e hecho, la escena, la combinación
Graham habÃa decidido que no debÃa perder el tiempo y que era mejor
saron al salón, las cabezas de todos los presentes se vo
-pregunt
ave explicó con rapidez al grupo lo ocurrido mientras cogÃa l
s haberle sugerido que descansar
por que la echaran de menos en Wilton Court y estaba ansiosa por seguir su camin
la seguridad de Triton si no fu
que estaba presionada por la obligación. Tuvo la precaución no solo de rescatar al cordero, sino de proteger a su yegua de una le
l y le miraron como si le
, Graham. -Hargreave acudió en su rescate
boca habÃa decidido funcionar de forma totalmente
estaba resultando insistente y que p
helmina Charleston (Mina, como era conocida de forma cariñosa), prometida de su pr
adre, el difunto lord Wyneham. Imogene se crió en la zona rural de Essex, donde acababa de que
olÃtica? ¿Y en qué situación la dejó la pérdida de sus padres? Me atreverÃa a decir que percibà su tristeza
rnal que era una señal segura de que estaban d
forma activa hasta su prematura muerte. -Mina vaciló antes de seguir hablando-. Imogene se ha hecho muy a
a continuara. Le molestaba sentir aquella ansiedad
ar perdiendo la cabeza. Llevaba fu
suavidad y conti
yneham, sucumbió a una larga y grave enfermedad tras años de padecimiento. Hace siete meses, ocurrió la desafortunada muerte de lord Wyneham. Lo mataron en inciertas circunstancias, algunos incluso dicen que se buscó su propio fin llevado por la pena de perder a su esposa. Hace unos seis meses, cu
aham no pudo reprimir la pregunta, pues odiaba la idea de que est
mpo que esbozaba un
Wilton de forma considerable. Dado que lord Wyneham murió sin heredero varón, el tÃtulo, las propiedades y todo lo demás ha recaÃdo en su sobrino, el primo de Imo
ás -. ¿Ha sido presentada ya en sociedad? -SabÃa que estaba comport
lyn, no creo que haya lle
o, pero tuvo una temporada limitada
do a caballo? -insistió
SÃ, monta a menudo. - Jules esbozó una sonrisa sabedora antes de proporcionarle más información -. Nos hemos encontrado con ella va
siempre muy educada y modesta, como debe hacer una joven de buena familia. Su tÃo, s
rimer encuentro, se sintió satisfecho de que le concediera acceso a Kenilbrooke, dado que sir Oliver preferÃa que montara dentro de los lÃmites de una finca donde estarÃa segura. Jack
eza-. Bien, Hargreave, por favor, pr
ios, divertido, preparado
do un leve interés pasajero... Graham entrecerró los ojos y se le ocurrie
las narices en mi culo?». Era consciente de que Hargreav
de buena posición, no alguien con quien se pueda jugar. Tiene mucho
a y clavó los ojos en su amigo con autoridad, con
eshonro señoritas, nunca. -Sus palabras debieron sonar como una amena
udado, Graham,
a la defensiva, y se esf
ndo que los chismes bullirÃan en el momento en el que se ausentara. Su primo y sus amigos especularÃan al respecto. Los cotilleos se sazonarÃan con burlas. Estaba seguro de que acabarÃa
l? Me he sentido atravesado por una espada
er a la presencia de esa
revelación: la realización de todos los acontecimientos habÃa sido obra del destino, y escapaba por completo a su control. No era aquello lo que habÃa esperado encontrar allÃ, pero y
egaron un poco. Seleccionó un garañón gris y ordenó que lo ensillaran. M
bre es Terra, s
pata delantera con cuidado. No parecÃa estar dolorida ahora, lo que era una buena señal. Terra era u
milord -dijo el mozo-. Está
a que la trajo.
ra en el casco. El señor Ja
ada estará
rito que trajo la dama es
olo con leche de vaca en una botella hasta
on aquellos ojos grandes, redondos y expresivos. Pensó en que aquella criatura habÃa disfrutado de los brazos de la joven durante todo el cam
o interrumpió
ya está prep
osas con tranquilidad. Pero la paz le rehuÃa. La imagen de ella, con su pelo dorado oscuro y aqu
que me siento por ella, pe
de vista esta noc