Una madre por contrato para mi hija
s años y antes vivía
ido la razón por la cual decidió irse al extranjero. Antes trabajaba como enfermera el hospital Médica Sur de Ciudad de México, pero para poder mudarse tuvo que abandonar ese sueño y buscar trabajo de otra cosa apen
imadas que no quieren hacer nada. En cambio, Emma siempre había sido más inteligente, nunca fue perezosa ni había perdido su alta estima, y siempre ayudaba
rtante no podía encontrar a alguien a quien amar y con quien formar una familia? No sabía casi nada de él, así que tomó su computadora y buscó su nombre en Internet. Pronto encontró unos cuantos sitios de chismes en los que se decía que estaba involucrado con muchas mujeres. La chica leyó todo con atención y
ué hora era y miró por la ventana; había un coche negro de lujo afuera. El chofer se bajó y le preguntó su nombre. En cuanto la j
no imaginó que fuera tan grande y lujosa. El conductor estacionó y ella se acercó a la puerta
s, soy Emma
amable-. Ya me informaron por qué asunto vienes. Espero que todo s
e está
espertado, ¿te
e venir, pero sí le acepto un vas
edido. Mientras Emma bebía, le presentó a las empleadas que trabajaban en la cocina, qu
-dijo Emma
cole. Luego Bruna también le dio l
espiertes. -Para dirigirse hacia allí, pasaron por el salón, e
as, señor
despertar a la niña
bien,
a y comenzó a abrir las cortinas. Emma observó la habitación con detenimiento y fijó la mirada en la cama, en donde una hermosa niña dormía profundamente.
, abrió sus ojitos azules y miró extrañada a aquella desconocid
a am
que no me conoces, pero podemos ll
novia de
, ¿qué opinas? ¿Quieres ser mi amiga? -La niña asintió-. Genial, ¿
n, ¿tú me
y me dejas,
qu
orme armario que tenía. Para la chica era apabullador tanto lujo. La vistió y la peinó y, cuando estuvo lista, la niña tomó un juguete y bajaron juntas a la sala. Vilma sonrió al ver que se llevaban bien
s sentarte -le
so -di
y galletas -e
er de todo para estar
lo
o, pr
mirando cómo se llevaban las dos. Advirtió que Emma la cuidaba como a una hija y que su manera de actuar no era forzada, sino honesta. No había ninguna duda de que había encontrado a la