Algún Día
tuyo, Franco Milán», sentí de pronto un hielo que recorrió mi es
suc
nuest
otra
lico para que así no pudiera mostrar mis emociones? ¿Qué está sucediendo? De pronto mi mundo rutinario estaba saliendo de control y... ¿Me estaba atacando en lo más seguro que tenía? ¿Acaso este tornado llegó a mi vida
a apagada, unas cuantas arrugas y un pelo largo, opaco y encanecido. ¿Así me verá el resto? ¿Cuánto daño ha causado el tiempo en mí? Qué horrible. De pronto frente a mí está
sabores al igual que los tipos de café que podías imaginar y un olor a chocolate que circulaba en el pequeño pueblo todo el día; en la noche antes d
todo tipo, desde mascotas regaladas hasta arriendos de inmuebles, ese día estaba lloviendo y entré por un chocolate mientras marcaba trabajos en aquel diario; llevaba pocos días en este pueblo y la casa donde estaba aún no tenía suficientes cosas para desayunar. Me encontraba en eso cuando de pronto sentí que entró alguien al pequeñ
ontextura delgada, su cabello castaño y unos ojitos como aceitunitas negras; piel clara y vestía u
erle mi ayuda. Ahí escuché más de cerca su voz va
en el pueblo y después no recuerdo más, porque en aquel momento mi mente divagaba en su voz y sus manos que me daban ganas de tomarla y su boca carnosa y pequeña que me invitaba a besarla, pero a la vez mi ce
pero para mí, él fue
timulante a chocolate desde unas cuadras atrás, creo q