El Juego Perverso De Julián Cazares
ástico, eran cuarenta mil pesos en billetes de quinientos y mil, una cantidad que jamás soñó con ten
a si era un
ro del que Camila tenía frente a sus ojos, más dinero del que una
otraf
una persona muy preocupada por su salud y su apariencia, por lo que había escuchado ademas de aquel extraño rumor, Sofía se esforzaba en su universidad, tenía buenas notas a pesar de
mposible, pero otra teoría r
lsificab
tos y lo analizo, no había nada extraño, aquel billete parecía real, pero tenía que corroborarlo. Tomo un suéter y uno de los billetes, devolviendo el resto
el dinero a Sofía para evitar meterse en problemas; sin embargo, cuando llego a esa conclusión ya estaba en la tienda. Podía irse, pero una voz en su cabeza le decía que era mejor intentarlo y arrepentirse que quedarse con la duda. Pasaron unos diez minutos, ella observaba un paquete de t
nte pensando en una excusa en caso de que no recibieran el dinero y entonces llego y miro a la cajera, se notaba cansada de es
arcando la cantidad que debia pagar, la cajera la miro esperando el pago y Cami
dentro de la caja. A camila le regreso el alma cuando le dieron su cambio y su compra en una bolsa de plástico. Si la caje
probaba nada, pudo haber sido una equivocación, eso siempre sucede o eso fue
era castaña. Camila no era una chica hermosa, de hecho era la típica chica universitaria que usualmente no usaba tacones para evitar el dolor de pies al llegar a casa, no acostumbraba a usar peina
contacto, prefería las gafas a media hora perdida tratando de coloc
odo el día, se sentía como si alguien la hubiera atropellado y lo peor de todo es que la sensación de bienestar y relajación solo había durado quince minutos y después de eso los efectos secundarios duraron todo el día e incluso perduraron hasta el día siguiente, tuvo que ir a
ad de la cual casi todos los chicos eran miembros y para entrar debían lograr acostarse con las chicas puras, como ellos le decían y Camila era una de esas chicas, todo el mundo te
ivos, un control al que la vírgenes de la universidad no asistían, pero debían firmar cada mes para recibir una caja de condones en caso de necesitarlos. La doctora ha
la buscará e intentara hacer de la relación algo único, los chocolates y las flores ya había pasado de moda y el sexo era algo que cualquiera podía conseguir así que incluso eso le parecía absu
a evitar que en el dormitorio hubiese objetos prohibidos como cuchillos, navajas, drogas y armas y no podía
a opción. Inicio sus clases sin apartar la vista de su mochila y cuando debia buscar y sacar algo de su interior tenía mucha cautela de que nadie la vigila
vaba en la espalda, pero la contadora de la universidad la intercepto en su camino hacia la salida. No era la
ustaria hablar con usted
tadora Silvia Garcia no tenía mucha paciencia en ese aspecto, sentía que rogaba para que los estudiantes pagaran y por
o su esfuerzo?-alzó la voz harta
a que no había podido pagar puntual
tiva de su parte para poder liquidar su deu
hando la mirada. La solución a su problema estaba en sus
n ahora-exigio la muj
ro en su mente solo recordaba el fajo que habia guardad
ara solventar el gasto que representa una c
la por la falta de pagos, pero lo que estaba haciendo era humillarla y no so
o no significa que tiene el derecho d
aco y lo dejo frente a los ojos de la contadora. Aquella mujer a
da cuando ven tu dinero y veo que tenia razón. Vendre mañana
contadora antes de que C
la universidad y extendio su mano hacia Camil
enta de su error. Le habia dado todo el dinero de Sofia, dinero del cual sospechaba era falso. Un frio calo sus huesos y se le quito el hambre que comenzaba a sentir, seguro se
ian cuenta de que algo malo habia ocurrido y lo que menos qyeria era dar una explicación de lo sucedido, pero mientras buscab