Amor del CEO mafioso
fugio, J
o dormí y estuve sentada a su lado, tomándole la temperatura y la tensión. Le
a desafortunada aventura por buscar nuevos horizontes» pens
do», reflexioné en esta
e la pasé por la cara, preocupada porque la fiebre no parecía ceder
os volvió a cerrar. Así, pasó la madrugada. Siento, que me intimida cuando fija su mirada en
somnolienta. Acostumbrada a comer con mi prima Roxy y su amiga Roc
ra ver si duermo. Pasé muy mala noche, con la pesadilla q
l parecer hirieron a alguien. Hay rastros de sangre, pero entre el grupo de
se tensó. Preocupada, trate de alejarme de estas, quienes no prestaron mucha
básicos de primeros auxilios -añadí, tomando la bandeja de comida y caminando
persecución de antenoche, está demacrada
r se le pasará, ya lo
*
sión del billonario Br
gos más cercanos, junto a su personal y custodios, degustaban las exquisiteces que él
ar, en el área del transporte internacional. Cuando este falleció, Br
adie, se dio cuenta de su escapada. De ahí, que al notar su ausencia, de
uerta de su habitación y en vista que él no respondió, ni contestó el celular, se
sin sus custodios. Este, revisó toda la habitación y constató que su jefe no había dormido en esta. Sin e
sin hacer escándalo. Fue así, como en una de las playas cerca de la mansión, encontraron rastros de
junto a una de pies más grande, todas en dirección a
de inmigrant
por él, me hubieran detenido. Observé que se estaba moviendo muy lentamente, quejándose del dolor. Lo tr
mo se volvió a desmayar. Corrí hacia este y coloqué un envase de alcohol en la nariz
nté, acercándome con precaución
on una voz muy débil, opuesta
olocado la bandeja que contenía mi desayuno. No obstante, él lo necesitaba más que y
su amiga», reflexioné alarmada. Él, es un hombre que se ve fino, delica
ice limpieza en el catre. Esto me perturbó demasiado, a pesar que en el hospita
a las condiciones higiénicas, en las que se encontraba. Lamentablemente,
los hombres de
colta de Brad, llegaron a varios campamentos de inmigrantes. Ellos, registraron,
En toda la zona, no hubo campamento que no revisaran, d
antes de sus cuartuchos. Jennifer, quien se encontraba más aliviada al ver la recupe
fue encañonada con un arma de fuego, por un hombre alto, fuer
aza para que ella cediera el paso, mirándola con pr
Quién es usted, para obligarme a hacer lo que no quiero? -cue
hombres de negro, quien mantenía some
e inmediato, este se enfrentó a Jennifer, tomándola fuertemente po
¡Ayyy! -
e adolorida por el maltrato que este le hacía, al presionar sus brazos
Hasta aquí