Una esposa para dos herederos millonarios
en el banquillo blanco de la casita del árbol, igual como lo
na vida en Suramérica y su hermano, asuntos de la empresa famili
empieza a relatar estos tres años de casados c
rante un asalto a un banco, pero no le mencionó los detalles de
porque iba para una reunión en las inmediaciones, mientras que Dayana estaba saliendo de ese banco luego de ha
o horripilante que no
arios motivos llevar una vida normal, ha estado ahí al pie del cañón junto a mí todo
los matrimonios ¿No? Aunque s
, hermano. Es una mujer excepcional. Ha soport
fija en un punto lejano que Gabriel no logra distinguir. Emite un hondo sus
y Gabriel es consciente de eso. Lo conoce. Am
le cuente sus cosas para poder ayudarlo, pero desde aquel suceso, la relaci
señal de apoyo, a lo que él so
nada y ahora más que nunca está convencido d
er a la casa luego
an -dice Mara entre risas cuand
esta Lían frotándose la panza y mirando con
a dejando un beso en su cachete. -Estábamos esperándolos, pero como ta
l se une a la conversación. -
ve beso en su mejilla para terminar atray
cortada y evidentemente emocionada por el momento. -No saben las noc
e hayas venido, Gabriel -Añade Lía
el inmenso amor que siente por ell
razo -Lo dicho por Dayana sacu
r la cintura elevándola hasta su nivel para unir su fren
ena de amor, pero que deja un sabor
iento que tiene al v
uir viendo la escena y va hasta la cocina donde se d
z de su madre le hace dar
o quería adelant
rostro de su hijo con sus manos y deja
trates así, mamá ¿Qué pensará
a vez, sin importarle lo que
edor de la mesa y dar la ben
que otras burlas por parte de su hermano y su cuñada. Si ellos supieran cu
igues así. Tranquilo. -Su hermano
añaba la sazón de mamá -Contesta él re
jar de verla. Por su parte, Dayana no parece ser indiferente a él, ya que en más de una ocasión sus miradas se encuentra
o hace eso. Su sonrisa tiene un efecto
que cuando se miran él se estremece de t
a garganta ante todo lo
asando de nuevo. No aquí