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Las pinturas de Alan

Capítulo 4 IV

Palabras:4408    |    Actualizado en: 24/01/2024

o era el asesino de su propia casta, suficiente culpa sentía ya por sólo presenciar las muertes durante sus sueños sin poder hacer nad

apacidad de mostrarle aquellos horribles escenarios?, no tenía ninguna

de oro, como solía decirle su abuela para referirse a aquellos alfas con puestos altos y con poder sobre otros, él mismo veía a Ian Anderson de esa manera, una mina de oro a la que no le gustaría excavar para conocer por

te? —Cuestionó sólo para estar

ir contigo —Repitió Ian con calma, tratando de que lo entendiera y lo aceptara, pero por su expresión suponía que no sería fácil aceptarlo, así que añadió: —Si

en a necesitar para quién sabe qué cosa, no prestó real atención a la explicación que le habían dado puesto que había quedado más sorprendido de saber el puesto del rubio que iba con él mismo. Formó una mueca rápidamente antes de resopl

r, pero el rubio no le había dejado de otra. —¿Qué est

o —Dramatizó Ian y sonrió antes de señalarse a sí mism

Bueno, si no me queda de otra, está bien. Sólo espero que sepas respetar mi espacio, mi privacidad y mi tiempo de trabajo. Te voy advirtiendo de una vez que hay veces en las que me

todos los detalles que realices en el cuadro y te voy a hacer preguntas mientras lo pintas —R

ido por lo que había leído y admitía sentir curiosidad por el hecho de que alguien que venía de una familia rica, como lo era Alan, decidiera vivir solamente vendiendo sus pinturas en un parque y no en un museo como

a venderlas y no tenía que estar caminando demasiado a ninguna parte, al menos no la mayoría del tiempo, como el pelirrojo le había explicado. Alan iba en completo silencio, sus pinturas estaban en los asientos traseros del auto y el carro de carga en el techo del mismo, se preocupaba realmente por el,

uadros dentro de su auto y Alan terminó aceptando por la simple razón de que éste se había ofrecido a llevarlos desde ahora en su auto y no tenía problemas, por los momentos, sólo tenía que ir a devol

o ni un poco aquella noticia, mucho menos le había agradado que Alan le regresara su carro de cargas, por alguna extraña razón, pero aun así ninguno dijo nada y el casero simplemente tomó el carro para irlo a guardar. Aquello extrañó lo suficiente a Ian com

s ahora que tendría un invitado con él, pero supuso que esperó demasiado puesto que al momento en el que entró y trató

—Se quejó mientras iba a encender las velas. —Trata de acomodarte donde puedas, lamento el

ue estaban regados por todo el lugar, llegando hasta el sillón donde se sentó y dejó caer a su lado la mochila donde tenía su

ntras en la primera puerta del pasillo por si quieres adelantar la ducha y tengo una habitación de invitados que es la segunda puerta a unos pasos del

isma, así que no tendría que preocuparse demasiado por el omega para vigilarlo, además de que allá tendría espacio para acomodarse, además de acomodar sus cosas en alguna habitación que tomara como su propio espacio... Y sí, quizás estaba dejándose llevar por

a sucederle de vez en cuando, el insomnio lo atacaba algunas noches y él mismo solía sólo sentarse en su sala rodeado de vel

manos hechas con pintura roja que parecía sangre, un cuerpo entre los arbustos y una sombra entre las tumbas; aún faltaban más detalles, pero debía hacer el desayuno, aprovechando la claridad que le permitían las ventanas, así que apagó algunas velas y se metió a

an entrando a la coci

entre risas, viéndolo de reojo antes de centrarse en los huevos que estab

ufando por lo bajo mientras se acomodaba entre bostez

huevos dentro de los sándwiches junto a la lechuga, los tomates y se puso a hacer las tocinetas junto a las milanesas de pollo. Esc

oqueado por el aroma a chocolate que sintió una vez que Alan salió de bañarse y, a pesar de que la puerta de su habitación no estaba completamente abierta, aun así se había sentido completamente arrullado por aquel dulce aroma y sin

ardó en proseguir. —Si hoy cuando volvamos seguimos sin electricidad, te vienes conmigo para mi casa, puedes tomar los lienzos, pinturas y ropas que necesites

se fueran a desarmar. —Y la verdad, estaba era pensando conseguir un apartamento nuevo a dónde mudarme —Le contó mientras servía el ca

se dio cuenta prontamente que el pelirrojo no se refería a eso y se arrepintió de su respuesta, aunque

distintas cámaras de vigilancia, simplemente decidió centrarse en llevar el azúcar y su propia taza de café a la mesa, antes de ir a tapar el tapper con el tercer desayuno para guardarlo de manera que mantuviera su calor antes de irse a sentar con su propio desayuno en manos par

ándo dura —Comentó Alan con un suspiro ho

olicía? —Cuestionó Ian en medio de su desayun

an con burla después de haberse tragado su bocado de sándwich mientras negaba

tros

as y te has encargado de otros casos que has terminado más rápidamente porque tiene que ver con otras castas ajenas a los omegas —Acusó con una sonrisa lad

asos con omegas se dejaran esperando, aunque si bien debían seguir investigando, no lo hacían exhaustivamente como lo harían con otro caso y eso era lo que trataba de cambiar poco a

hasta terminarse incluso su café; Alan fue el primero en levantarse con su plato y taza para ir hacia el fregadero, pero no pudo siquiera llegar cuando el dolor de cabeza parecido al de hace unos dí

ó? —Cuestionó sin d

lan sosteniéndose del agarre ajeno

onó Ian con todas sus alarm

olor de cabeza fuera pasándose solo como la última vez antes de negar a su pregunta. —No tengo

e para permitirle concentrarse en la pintura mientras observaba la que tenía entre sus manos. —Puede ser que te guste pintar escenarios un poco de terror, porque esta pintura está de miedo ¿Por qué un cementerio en medio

ientras más le iba dando forma al lugar con la pintura, más difícil parecía que sería saber de qué se trataba y suspiró terminando en menos de una h

ció para que el p

rás de Alan para observar la pintura, pero se detuvo rápidamente al ver q

lan señalando la lámpara que colgaba del techo. —Esta se estaba tambaleando un poco

an de manera pensativa antes de negar. —No, en los almacenes no se

cómo tortura a sus víctimas en mis sueños, pero desde la víctima del callejón he tenido estos dolores de cabeza como si alguien me diera con algo muy fuerte y eso puede significar que el asesino está cerca por

elular para movilizar a su gente, yendo de re

? —Cuestionó, decidiendo que

ólo tiene tuberías y no se usa en sí como un sótano —Contó Alan recordando aquel detalle luego d

ya su gente se estaba movilizando para encontrar los sótanos que se hallaban alrededor de dond

n su cocina y tomar un baño antes de salir del apartamento, además de que trasnochar ya no era igual a cuando estaba adole

parque me enseñas el sótano —Pidió Ian al ver el cansancio en su rostr

antándose de la butaca para caminar hacia su baño y as

s bolsillos para caminar hacia la cocina y buscar una escoba junto a su recogedor para poder limpiar el plato y la taza rota que se había esparcido en el suelo, pensando en que esperaba atrapar al asesino cuanto antes porque no le agradaba la idea de que perdieran lo más hermoso que tenían, los omegas, porque él mism

de viaje un poco más grande que la que el policía tenía y la dejó sobre el sillón a un lado de éste último quien vio de la maleta ha

an rápidamente, levantándose para tomar cuantos lienzos pudiera cargar con sus bra

que el policía era el mayor entre los dos y se estaba comportando como un niño. —Déjalo don

rojo había estado dejando secar, dejó con cuidado los lienzos donde los había agarrado y se fijó en el peq

só bastante culpable y lo esc

usca tu mochila, yo me encargaré de a

estaba seguro. Vio de reojo al rubio irse y suspiró negando levemente para ir a buscar el desayuno del guardia del parque para guardarlo antes de amarrar los lienzos nuevos y guardar el

cosas, simplemente caminó hacia el ascensor para llamarlo y esperarlo mientras Alan bufaba por lo alto por el comportamiento ajeno y no tardó en apagar las velas, las luces encendi

llevas a ver el sótano ¿De acuerdo?

lado a otro —Respondió Alan alzando los hombros con cui

ba seguro, pero tampoco iba a preguntar puesto que le gustaba más de esa manera. Ambos salieron del ascensor al llegar a la planta baja, notando que la recepción estaba abierta y sin el casero a la vista, eso era extraño para Alan, pero supuso que el hombre es

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