Sexo anal
go me levanté y me moví para que su polla erecta tocara mi agujero. No estaba completamente cerrado
no y su polla. Me puse de pie con las manos sobre su regazo y empecé a bajar lentamente s
ntrar a mi invitado. Sentí que Miguel me acariciaba y de vez en cuando me separaba las nalgas, intentando ver lo que ocurría. Intenté relajar el ano y bajé u
pequeñas, y nadie me la había metido tan adent
vete. Está entrando.
e un poco! Está haciendo
ndo. Varias veces pensé que mi culo no podría estirarse más y que la polla lo desgarraría. El dolor ya era intens
ás haciendo muy bien. La punta ya e
a punta tan grande! ¡Esa polla no está hecha
de mi culo con dificultad, e incluso sentí que el maldito glande casi me revolvía los intestinos. Mis intestinos es
entí un alivio inmediato y el dolor desapareció.
e en voz baja-, ¿puedo
modo que el vientre y los pechos quedaran
ajarme antes de la nueva penetración. Miguel pasó su mano por mis labios vaginales, pero allí no hab
sentir bastante bien, incluso pu
a mi ano y empezó a introducirla lentamente. Mi culo, ya
tro, pero entonces me esperaba otra desagradable sorpresa. Mientras cambiábamos de posición, la polla de Miguel se había ab
la oportunidad de acostumbrarme, y luego empezó a empujar de nuevo. El dolor, que había alcanzado una especie de límite, dejó de aumentar e inc
to, el chico empezó a retirar lentamente su polla. Pensé que sería el final, pero cuando la cabeza estaba a punto de salir de mi culo, Miguel volvió a presionar y la polla se deslizó de nuev
susurró el chico-, ten paciencia, ya n
iba en aumento y poco a poco perdía el control. Su polla se deslizaba cada vez más rápido y el dolor em
ciendo insoportable. Con el tipo del autobús no sentí tanto dolor, me sentí bien al exponerle mi culo. Tuve que
trol. Enterré la cara en la almohada y grité sin control. Finalmente, todo el cuerpo de Miguel se estremeció, se cong
e moverme. El dolor desapareció, pero seguí en la misma posición, sintiendo cómo el semen espeso y caliente de Miguel salía de mí y bajaba por mi pierna. Miguel trajo una toalla y me limpió. Luego cogió
blemente atractiva. Quizá el hecho de que no me corriera ni una sola vez por su polla... me corrí por sus manos, pero no era eso lo que quería. Y entonces me di cuent
co que ni siquiera pensó en el hecho de que a m
cabé llamándole yo. Estaba muy preocupada y no sabía qué decir, pero Miguel no cogió el teléfono. Tampoco lo cogió
ba? ¿Me folló por el culo, no se aseguró de que me cor
un millón de Miguel en mi vida, pero me cabreaba que me hicieran esto. ¿Qué era yo
casa del trabajo y
, ¿pas
pezaba a levantar la bragueta. Entrecerré los ojos y, cuando se dio cu