La llamada
No le he preguntado la razón por la cual hace esto, pero imagino que no ve que ninguno
nguno de ellos
eño y delicado cuerpo, la forma en como me mira es de miedo, tengo ganas de decirle que no tiene nada que temer, al menos no de momento, ya que, cuando la despose.... ahí sí tendría que tenerme miedo, ya que no pienso dejarla descansar en nuestra noche de boda
egar a Eir, poso una de mis manos sobre su mejilla y acerco mis labios a los suyos. Mi cuerpo se estremece al sentir su delicada piel, e
n poderlo resistir, tomo posesión de sus labios, que apenas hacen contacto con los míos, ahogo enseguida un gruñido de placer, es la primera vez en mi vi
apoyándola contra el árbol. Mientras nos besamos, nos miramos a los ojos, el deseo desborda por cada poro de mi piel y noto esa chispa en sus ojos, pero
as golpea mi abdomen con algo de fu
mina, contoneando de forma suave sus caderas, ya que tiene que moverse entre piedras y raíces. Una vez que desaparece de mi vi
arme- Murmuro suavemente mientras me siento en
? Viéndola caminar, se me hace imposible que ella pase desapercibida de esa forma, cada vez que me mira ella me dedica pequeñas sonrisas discretas, ligeramente coqueta
de viaje otra vez, mis mejores amigos Acke y Egil me han dicho que hay varios guerreros han estado molestando a Eir, todo por no haber co
n, mi padre se va a quedar. A unos metros de nosotros, veo a Clemens despedirse de su familia, entre ellos se encuentra Eir, que a
vamos con bien a casa. Durante el viaje, escucho como nuestro curandero rechaza las dotes ofrecidos por su hija, esto m
stantes rechazos que les da a los guerreros. Él me dice que lo hace porque sabe que ellos no se tomarán enserio su matrimonio con su hija, que simplemente quieren mostrarla como
re mantener a esos idiotas lejos de Eir y me alegra que lo haya hecho, eso me da tiempo para juntar para el dote. Se
ote, muy probablemente