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Mi marido es el demonio

Capítulo 5 Ultimátum

Palabras:1163    |    Actualizado en: 13/03/2024

rle el juego. Ya me encargaría más tarde de aclarárselo todo. En esos momen

las palabras al tiempo que esbozaba una sonrisa irónica-. Me consta

terminemos lo que nu

rarme de que nadie en los alrededores parecía interesado en

onmigo -

por mi insolencia, pero esbozó

aquí para cuidar al pequeño conde, o pa

os -intervine para luego tirar de ella ant

de la furia y las mejillas sonrojadas, aunque no habría sabido decir

uié a un ritmo suave, mezclándonos con la músi

oque de osadía, irritada a buen seguro por

ua afilada...», me di

querida Emma? -inquirí en respuesta al darme cuenta de que

n clases de baile, excelencia -espetó, furiosa-. Habéis s

risa. Por Dios, esa m

reguntar, querida. Me viste a

dó con la b

espreciable de

eí. No pude evitarl

do cosas peores, pero nunca l

instante, ya que arrugó la frente y se quedó callada. Después, bajó la vista

ó, presa de la ira. Yo entrecerré l

lo haces de maravilla. Podría pasarme el res

stuvo de errar el paso. Sin embargo, se recuperó en

pretó con fuerza un hombr

a vos. Y sobre todo, no quiero que me diga cosas románticas que, c

eso y me lim

movernos poco a poco. Emma se apartó

do abanico entre los dedos antes de

itar la anulación de nuestro matrimonio. La humillación terminará a

n cierto modo preocupado por semejante testimonio

ras que habían pronunciado esos bellos y exuberante

uestro alrededor. Armond se había quedado allí de pie, aunque en esos momentos reía de buena gana mientras hablaba y coqueteaba con su mujer. Nada había

la espalda-. Puesto que no tengo deseo alguno de que acabes conmigo, cumpliré con mi de

adeó, sor

que cumplir deber a

ejas en un g

so me encargaré

mejillas ruborizadas de nuevo. E

lo sabéis -susurró ella en un tono de voz apenas audible por encima

í casi

osamente cerca de mí. Pero no se dio cuenta o no le d

den -continuó muy despaci

-pregunté

n brazo con audacia

olverá a

sus cálidos labios sobre los míos para besarme durante unos segund

la mente agitada por un repentino tumult

duda de que estaba jugando conmigo y en esos moment

ví, no r

undo lo que me hicisteis la noche de nuestra boda justo antes de arder

espalda y desapareció del jardín,

a mirada atónita de su esposa mientras me concentrab

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