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Mi marido es el demonio

Capítulo 6 Lascivia

Palabras:1430    |    Actualizado en: 13/03/2024

m

i habitación a por un chal para abrigarme.

eltas por la esta

demonios le había besado. Peor...

ahora aparecía de pronto con esta piel de cordero y actitud d

ca antes lo hizo...? Pue

aquellos ojos grises perturbadores y todas las palabras que salían apaciguadas de una boca

odría confiar y volver a mi posición de Duquesa de Devonshire pero es que

idades a solas con nuestro invitado hasta que alguna escandalo

mi descarriado pensar y me vi de pronto a

ro lado, ¿q

yo, que fue la marginada de una familia que acabó lejos de su vida por más que ella intentó lo contrario. Ella, que tenía un esposo que fue

Lady Caitlyn -intenté salvar la respuesta

arme de lo que desees y si él te incomoda, por muy amigo de mi marido que sea solo dilo. No permitiré que estés a disgusto con el Duque

r un poco más de

ando estés lista. Armond quiere que le muestres a

solía mostrar a nadie porque era bien consciente de que mi talento para tocar era sobre lo normal en las demás damas y aunque en su día los Duques de Graft

que supiera

lón para ver que la Duquesa había acostado a su hijo ella misma y

ía quitado su chaqué, solo llevaba la camisa blanca holgada, el lazo tisú abofado en su cuello

las teclas me estremecí al sentir aquella sensación vertiginosa que saboreé a ojos cerrados. No sé cuánto tiempo pasó ni que se sucedió a mi alrededor pero para la tercera p

Había acercado su nariz a mi cabello y de pront

ho que hubiese querido -que la verdad quise poco- jamás le habría impedido seguir aunque mis palabras fueran indicadores de eso. Yo ya con él..., con él y

un gemido. Amaba su nombre en mis labios

ba mientras me bajaba el chal de los hombros y p

dejar de sentir calor en mi zona más íntima mientras una palma suya se acomodaba sobre mi muslo derec

ue me deja

os -. Te dejé pasar la incongruencia hace un rato porque me siento tan perdido como tú,

mó el control de mi rostro y llevó mi boca a la suya para dejarle entrar en ella con un beso abrasador y furioso que nos hizo r

mo me gust

que se me hacía más fácil que pronunciar pa

e empezaba a sentir demasiado suya, tremendamente desesperada por é

-murmuré sintiendo sus

contra él -.¡Tú eres mía!Y yo tuyo,

del terreno que pisaba y todo lo que estaba dejando avanz

Tiene razón, Milord, le concedí ese espacio de tiempo pero le pido que entienda que no considero que vaya a

penumbras para ese momento. Abrí mi puerta con urgencia y en el intento por cerrarla me vi de pronto acorralada contra su pecho, su mano tapando mi boca como si se tratara de un villano y alzando mi cuerpo cont

, siendo su legal esposa...siempre podría apelar a mi intelecto y el poco buen juicio que pudi

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