Contagio de amor
clientes están furiosos-, me contó Damián, qu
fui irónica, mientras subía de prisa, taconeando mis botas, mis manos h
a de las cocineras. Tenía el turno de la tarde, recié
aber cuarentena-,
e y sin mangas, pantimedias, zapatos oscuros con taco alto, una correa también oscura, con una hebilla y el logo del hotel y un
?-, pregunté mientra
rcia de ponerse su mandil y amarrarse las redecillas
u casa por cuarenta días?-, tomé a
si tenía pelusitas y si mis zapatos estaban bien lustrados. -Los huéspedes están m
ista de Estados Unidos. Llevaba ya dos semanas alojado en el hotel, junto a su mujer, celebrando sus cincuenta años de matrimonio. Había e
, míster Bosley-, se me ocurrió decir, disculpan
jo él en perfecto ca
hotel bar, Mr. Brandon will gladly assist you-, lo invi
es usted una mujer m
el hotel y él ya llevaba trabajando tres años. Le consultaba de todo y siempre nos veíamos en el almuerzo. Muy divertido, locuaz, d
os vellos que emergían en sus manos y pechos, que yo lo besé primero je je je. Eso fue cuando terminaba
que lo pensaba, ,lo deseaba y ansiaba sus labios porque quería probar sus besos con locura y vehemencia. Y esa tarde estaba delicioso con su barba bien cortadita, las mejillas coloradas, m
pués empezó a disfrutarme embeles
n sus besos y caricias, gozando con mi piel lozana y tersa. Yo gemía y sollozaba prendada a él, mientras recorría mis sinuosas carreteras una y otra
ordilleras, mis enormes redondeces bien cinceladas, apetitosas y firmes que me adornan y me hizo suya con ímpetu, con mucha fuerza, t
s pelos, presa de la emoción, parpadeando con insistencia, sintiéndome eclipsada mientras él avanzaba im
a y otra vez, llevándome, literalmente, hasta el delirio, extraviada entre muchas luces y colores, hasta quedar sin fuerzas,
la cuarta vez que estuvimos juntos, después
ando me lo confesó, esa noche, después de haberme hec
guntaste-, son
de su vida privada. No le había dicho nada tampoco a mis compañ
e cambiaba apurada, sintiéndome turbada y muy tonta y él
ates, flores, discos de música, me prometía los fulgores de los destellos, divorciarse incluso, pero siempr
edor, al lado de los ascensores, la piscina o la terraza. Con Nataniel, Julissa y Jeanette nos damos abasto cubriendo los diez pisos que tiene el
tante en organizar cursillos de diferentes idiomas para todo el personal del hotel, con mayor énfasis a la recepcionista y las azafatas. Sin embargo, el
de su idioma, gracias al internet. Se me ha hecho costumbre. No soy experta, pe
me detuvo enfrente y mirándome a los ojos con el poder de un hipnotista me dijo textualmente
mente para darle clcik al idioma con que me estaba hablan
, miss Lisseth sizga dollar sotish bilan shug'ul
ntó y qué le dijiste?-,
é donde Lisseth-, arrugué m
a es?-, se in
bekistán-, me se
z, esaidazu non dagoen igerilekua-, me abordó un hombre de edad, con un sombrero inmenso y los bi
ako krema, bero handia egiten du-, le hice un ges
a es?-, se a
dije sonrie
o?-, quedó ell
al, tuve que meterme al internet je je je. Ya sabes, el que no llor
llorona-, estalló