Contagio de amor
me campaneaba en la cabeza en forma insistente provocándome sensaciones de mucho miedo, angustia, pavor y también desconcierto. Yo me sentía incrédula y tonta en realidad, inmers
chísimos enfermos y los decesos empezaban a sumar decenas. se desató alarma en la India y los aeropuertos del mundo se ib
Deschamps. Estaba en el hall, con la mascarilla sujeta al cuello como si fuera una corbata o un moño,
a, Laurent-, le dije en español. Él
és de vacaciones? Tengo contratos con cruceros por e
y masculina y su voz, como les dije, con ese acento francés, me derretía. Mis rodillas se doblaban dela
Mediterráneo-, me contagi
fuerte descarga en mi espinazo. Me estremecí y de repente el fuego
ese crucero-, intenté c
ban desatadas y mi corazón latía de prisa, tamborileando mi pecho com
comparándome con la primavera. Tan solo escuchar su voz, me despeinaba y se
ñó un ojo y yo le sonreí con encanto, con mucha coquetería pero in
Jean Pierre. Quería irse. No toleraba el encierro. Apenas habían pasad
amenazó con irse a su país. Ya tenía sus maletas listas y s
a terminar al día siguiente. Él volteó con la rabia inyectando sus ojos, y sus suplidos eran los
ó uno de sus enormes dedos en mi pecho y se f
mascarilla, pero no me hizo caso ni me escuchó. Subió al ascens
se secó el sudor. -Imposible que resistamos quince dí
a tarde había estado demasiado movida, con muchos empellones, gritos, insultos, incluso. Nadie quería estar encerrado.
estaban completamente desiertas, soplaba un viento apacible y habían luces desperdigadas
venida tan vacía y desie
ado al igual que el comedor. Jean Pierre había decidido llevar alimentos y tragos a cada habitación y evitar todo tipo de contactos. Habíamo
lema son los huéspedes-, decía cavilando Jean P
das, quizás en dos o tres días sale el primer avión, pid
s por ratos, con mascarillas, manteniendo las distancias, sin contacto con nadie y lavándose constantemente las
tamente al uzbeco qu
anuncié que le tení
s nunca-, me gritó malhumorado. Inclu
e posible y me puse
me habían mandado muy lejos. Supe entonces