El desastre que somos
í mis zapatillas, en alguna parte de la suave y fresca arena de la playa. La música retumbaba en mis oídos, debía adm
de Paola se movían de un lado a o
o mezclas de alcohol" me daba que era erróneo, básicamente no puede decirme
muy sol
punta de un tenedor; era el hecho de que junto a él, estaba el buen fornido cuerpo de Jax Jones, sin nada que cubriera su torso ni las dos barras de metal que atravesaban sus pezones firmes. Los tatuajes de sus brazos casi brillaban, como si se los hubiera
evaba toda la noche intentando saber algo más de Jax, pero solo había consegui
saba a tener algo con él tras el desliz que ambos cometimos años atrás. los dos pensábamos que nos ll
su cerveza en el aire -.
el extremo del puente que cruzaba la playa, y vi como una linterna del móvil alumbraba el mar -
espegar su ojos de los míos. Si lo que quería era intimidarme, poco a poco lo conseguía. Su mirada era de esas que por mucho que sepas que no debes ver, lo haces, solo por la adre
e ha pasado el capricho tonto de investigar un caso perd
sica como una hippie. Todavía tenía que saber muchas más cosas sobre Jax, pero por aquella noche, yo ya quería sacar a la
que eres en la cama..
arecía tan macabro cuando se formaban pequeños pliegues en las comisuras de s
esto, pero es
es me
y estiró su mano hacia mi pelo rubio enrollándose un mechón en su dedo
era jodidamente bueno en mi misión: "descubrir al buenorro". En el fondo, todo lo que era Jax Jones, no e
os, eso o que tenían mejores cosas que hacer que salir a ver quienes estaban de fiesta en la playa. Veía a algunas personas en el agua, y me
dmita que a pesar de que lo
e pudiera emborrachar con unos pocos vasos. Estaba má
su parte. No iba a hacer el tonto con él ahí m
que hablas, A
tirados en la arena. No iba a discutir. En lugar de eso, pas
sonas, y ver como se erizó su piel no tuvo precio -. Y Deberías aprender a ver en las personas algo más que una amenaza, Jax, no todos queremos joderte... -apoyé mi m
ninguno había llegado a pensar que pudiera estar tan cerca de Jax Jones. Era el chico del que se rumoreaba y hablaba, má
-
desde que llegué a las diez de la mañana. Mis padres no estaban, y que me hubieran visto en esas condiciones no me importaba mucho. Ellos querían seriedad y elegancia en sus hijas, pero desde que empecé a tomar constancia de eso intentaba ser todo lo contrario a Samay, yo quería s
o los pocos mensajes de Nora que me enviaba algunas fotos;
enas horas t
a Jax. ¿Qué hacía en mi casa? Vestía diferente a l
que no es así -aseguré. El concierto brasileño que se estaba dando en mi
iba. Me inspeccionó de pies a cabeza, y yo me miré también viendo mi falta de pa
as, y apoyó las manos sobre el respaldo del sofá -. Eres demasiado directa, ¿te lo han
ra pegada a un cojín. No estaba para s
e me ronden sin que tenga claro qué quieren de mí, por eso soy así. Y si quieres repet
en otros estados. Habíamos invitado a Bryce a venirse con nosotras, pero sus padres le obligaban a irse a Seattle para ver a sus tíos. Abby y Paola no tenían tanta suerte; Abby debía soportar al borracho de su padre en Las Vegas, y Paola tenía que coger un avión con su herma
lló por lo bajo, y sentí su mano en mi pel
ipol