El secreto de las bestias
cía vértigo. Rebeca tenía el estómago desecho, pero no
ngalanarse para recibirla
uz natural y convertían a la carretera en un camino sombreado, bordea
de los insectos, así como el chillido de los monos y e
esde que habían salido de Caracas el estado de ánimo de la mujer había sido hermético, per
portunidades no regresar. Sin embargo, ahí estab
rcibir la neblina. Sonrió al sentir en la piel el frío que
lmones de aire puro y captar el
o más de aquel espectáculo de fragancias y sensaciones, pero
te lugar -advirtió la mujer co
pérdida de tiempo, así que prefirió dejar de lado sus inquie
da de agua. El auto se sobrecalentaba por el es
or una grieta en la montaña que formaba una especie de cueva co
n brillar en medio de una sábana fragante de hierba, pero casi enseguida fue envuelta por un frío mortu
uchaba un sonido que la había trastornado por años: el lejano retum
visar entre las sombras unos ojos fieros y e
enseguida aquella visión se esfumó, haciéndole
rolar a su agitada respiración y disimulaba su miedo para q
con energía los brazos. Buscaba inf
, pendiente de los movimientos de Marian,
a cueva. Todo estaba en calma, al igual que sucedí
viaje, ella se encontraba más tranquila, aun
que la habían embargado desd
eblo costero. Atrás dejaron la tupida selva y se adentraron en la calurosa ale
La gran mayoría eran personas de piel oscura con l
igual a la de Marian, aunque la melena larga y negra la tenía tan lisa como la de
as más antiguas de la región, dueños de unas haciendas produ
ban directamente de esas tierras
d étnica, se encargaban de velar porque las ganancias del tra
ras, pues el antiguo administrador había muerto de manera repentina de un infarto fulminante, dejando tr
madre continuaba adentrándose en el poblado y no tomaba la ví
. Alquilé una casa que posee un local comercial cerca del mar, a
endo orfebrería? P
lo! -interrumpió Marian con voz firme
camino para que su madre no n
ras que de las ganancias de la cosecha -expresó en vo
eras te han dado de c
nos ha alcanzado para cubrir nuestros gastos los meses en que se han atrasa
ligara a desechar lo que la li
el volante del auto. Sus oj
algunas semanas para resolver los problemas que se han presentado con el envío del dinero
cir a su madre, la adoraba y respetaba, pero es
y alzó los pies en el asiento para abra
bec
ado del pasado, he aceptado todo lo que has querido... -Respiró hon
ostado de la calle con las l
a pena-, ya ni la forma de su rostro puedo re
icó a su hija no sirvió para que la
posiciones, pero sabía que era injusto desligarse de a
ro y luego, tomaremos juntas una decisión
mantuvo en silencio, pero no pudo evitar mira
enfrentar sus miedos y eso era l
as que le dificultarían su intención. En aque
marcada en el semblante. Presas de una des