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Aunque no te pueda ver

Capítulo 3 Salvador

Palabras:1583    |    Actualizado en: 02/05/2024

ellar!? —chilla mi hermana cuando le he

igo—, El chico que

jiste que

va

ta que choca con algo duro, y luego de examinarla me doy cuenta que es una silla. Carol m

saliste de la casa? —escucho los

s? —trato de esquivar l

beth —dice con voz firme—, ¿P

spués de un rato—, no soportaba es

a, Elizabeth. Pu

die, ni estar con nadie,

dencia casi te

Carol llega a mis oídos, y suena c

—la voz de Sebastián sube más y más de tono con cada palabra que dice—, ¡¿Qué tal

dice Carol, pero él no

mos llorando por ti porque tu

stián

a vez que tenias esos tumores en la

acer eco en mi cabeza. Esa palabra que quería alejar muy lejos d

ano era el que me había llamado ciega. Y no lo niego, lo soy, pero todos en esta casa saben lo mucho que a

star en una inmensa oscuridad, que no sepa la diferencia si es de día o es de noche. Y me da mi

zabe

sente aún. Y que aunque haya perdido la vista estoy viva, y eso debería ser sufic

abeth

ngo d

no volvería a ver jamás, había llorado desde ese entonces, claro que nadie puede llorar un día completo sin parar, así que sol

apenas han pas

Con mi mano voy tanteando el camino, ya qué no sé donde dejé mi bastón, y con cada paso que doy choco con algo hasta qu

Carol—, El jarrón

erd

limpiar mi desastre. Arrastro mi mano por el suelo y un ardor se hace presente en mi palma,

ma la mía—, deja

sto en su respuesta. Luego unas manos más pequeñas y delgadas so

Te voy a curar la mano mientras Seb

minar y ella me guía sin alejar sus manos de mis h

rrones iguales. Pu

, ella le tenía un va

es por eso, fu

ido —que creo es alcohol— hace contacto con mi herida, luego de limpiarla y poner una crema s

l vendaje, puedo cambiarlo solo tienes que

a sonrisa amable se

? —propone después de un rato—, y as

ie

nuestros pad

la casa salieron a buscarte, pero no te preocupes. Cuando llegaste,

abras. Y sin más, tira de mi brazo para levantarme de la sil

.

e instante. Mi hermana Carol guía mi camino sujetándome del brazo izquierdo, y yo por

la heladería, pero no es incómodo ni tenso, es más bien relajante.

mos hacia el parque central, hasta que de pronto

mi hermana a la pers

asi por instinto alzó mi mirada donde creo que está la per

—ahora la ironía tiñe su voz—. Olvidé que eres una ciega —trata de resaltar lo

rmana trata de sonar tranquila, pero

no cabe decir que era la popular del antiguo instituto a

bló e invitó a salir. Y desde ese momento ella trató de hacerme la vida imposible en el instituto junto a

abeth? —ignora el comentario de mi

dvertencia, que si Alanis no se calla pos

Alanis—, así ya no tienes que ver tu

tu cara de mala imitación de barbie dejándol

edo —Alanis ret

brazo izquierdo —que mi hermana soltó hace un momento— y me empujan con fue

se por algo, y luego un golpe seco se escucha en el suelo. Trato inútilmente de ir hacia

ozco de inmediato—.

Ev

álido y dulce, que casi puedo i

ombros, y siento que comienza a examinarme p

nocí, es como un ángel porque llega e

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