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Aunque no te pueda ver

Capítulo 4 Recuerdos dolorosos

Palabras:1770    |    Actualizado en: 02/05/2024

bía dado cuenta que mis temblorosas manos estaban aferradas al material de su camiseta en puños. Per

o que más abajo del material de su

aste tu hel

me siento avergonzada por mi acto, aunque sé que sol

deje de examinar el material de su

ccidente —tranquiliza, c

rgonzada, y alzo mi mirada en la

arganta, pero yo no puedo dejar de senti

uramente Carol aún sigue peleando con Alanis, porque el

rmana. No sé donde cayó mi bastón, no sé hacia donde voy, y de seguro me veo estúpida haciendo esto en mi cond

los tortuosos recuerdos vienen a mí, y por más que trato de alejarlos muy le

y no puedo estar más agradecida con eso, ya todo pasó y estoy compl

es lo menos que me importa ahora, lo que me preocupa es lo que escuché decir al doctor. Dijo algo sobre una complicación, pe

ro lo cierto es que ya estoy desp

o reventaré aquí si no hago mis necesidades. En

gr

parece obvio. Entonces a ciegas me levanto de la cama donde estoy, para salir de esta habitación, porque siento que me asfixio, y con la

ero echarme a l

ciega. Esto no pued

con desesperación. Aunque sé qu

la puerta salgo de allí y me dirijo al pasillo, todo sigue igu

me, mi cuerpo comienza a temblar de miedo, y siento un horrible nudo

asi en un sollozo

uedo sentir la sorpresa en su voz y preocupación al mis

—sé que me escucho como una niñita d

tirante. Me obligo a tragar el nudo que se formó en mi garga

o me niego a creerlo, puedo percibir que incluso le du

rla, esta vez con más

nos momentos que me parecieron e

tir su mano acariciar mi cabeza con delicadeza. «Algo malo pasó, algo que t

algo? —pregunto, con mi

oca, mientras no deja de acar

umores —dice—,

vo siento que voy a echarme a

ar—, por supuesto que no lo tie

ja de acariciar mi cabello, y su cuerpo se aleja de mí. Quiero que me lo diga,

y sus palabras son como un golpe. Es como si mi corazón se hubiera

abajo, y me niego a c

o paro. No podré ver más, no podre ir en el auto o caminado e ir disfrutando del paisaje, ya no podre apreciar el tono v

rinco en mi lugar, y salir de mis tortuosos pensamientos. El calo

hace saber que es Evan. Él ha dete

to de soltarme de su agarre para i

—dice—, e

re mis hombros, apretandome con fuerza, y me

a la frase que se

pequeñas manos hacia mi rostro y ponerlas sobre mis

pación. Sin embargo yo no asiento ni niego, sólo bajo

abandonan su lug

que pregunta con preocupación,

tar la mirada viendo hacia la nada, donde creo está mi hermana, pero sé

n, Carol? ¿

ganta de mi hermana, y yo frunz

le dio su merecido. —se escucha como si de un premio hablase, pero sé que e

o, soy Evan

como si ahora entendiera al

y me lo puedo imaginar asintiendo, pe

ico que salvó a mi hermana, te l

una suerte que yo fuese pasando por ahí,

ué hubiera pasado si algo le ocurriese —mi herm

ero prefiero quedarme callada. Entonces el calor del cu

uy gu

—digo, de

mira m

ntes, y dirijo mis ojos sin vid

ya va a

ara la garga

n, será mejor que me vaya —dice,

pedirme cuando mi he

rnos por un helado? —¿Qué fue lo que dijo?—. Es que

na manchita. —dice él

s de fulminarla con la mirada no me faltan, pero me vería muy tonta hacién

esta mancha, te

gradecimiento por salvarte, le r

nsiste Carol—, ¿sí

Deja al pobre chico, mucho le hic

ice fina

lavar su ropa, aunque claramente le diría que podría lavarla, o al menos intentarl

stedes a l

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