El Secreto de Pandora

CE. (P

rostro y mi mayor anhelo era estar con esa mujer tan mis

a casa de la fea, no me sentía cómodo con los reclamos y celos de Meg,

no hubiese nadie, subí a mi habitación me duche y cambié mi ropa, luego

ía estar

la fea se daría cuenta de

de ser tan

levanté de la cama y ya estaba cruzando el pasillo, me paré frente

o quiero que se vaya a ilusionar conmigo, pe

ana en la casa del terror, n

no le queda tiempo d

razón es porque tiene un amante pero tan rápi

volví loco, no estoy seguro de que tan valien

e este encerrada en su habitación y por

la patito en la cocina, tarareaba una c

ue te ven. - Dije y

decir, que por fin te veo. -Ella arqueó

estás hablándome? - Fruncí mi ceño, para

nsé que habías salido. -Ella se rió y en ese instante recor

a otra vez esa sensación extraña, era la segu

po, solo que no quería tener que hablar

ta bien patito no te enojes, quería ser cortéz contigo. - E

e no se tropieza con e

arbohidratos juntos vas a terminar rod

o medio y sin darme cuent

estos dos días encerrado

*

anas des

tos que se estaban desarrollando y debían pasar por revisión, mi secretaria ya me

sin contar que por la tarde estar

ra mí, así que fuí directo hasta su cama dejando salir toda mi frustración del día, por suerte Megan siempre estaba dispuesta a tod

s un poco tarde. - Le co

prisa por irte. - No quería entrar en di

so me voy. - Su boca se abrió ligeramente, no podía creer

a» Ace? - Meg estaba a punto de un colapso y a m

á siempre encerrada en esa casa, no tengo o

e me mataría si

enojado, no se que es lo que l

zón por la cuál me estaba regresando a esa casa,

ué la necesidad

-Exclamé y comencé a re

a está dormida , las ganas de ir hasta su habitación me superaban no en

r, pero igual que todos los días la patito no est

ro

ue hace? ¿A

encerrada todo el ti

iné haría, le pregunté a nuestra

-Ella se giró un poco confundida, yo nun

r. ¿Que de

deseo saber s

ayuno y cuándo regreso tampoc

tá dormida, pero me gu

almente? -veo como

a señora Tamara no se encuentra dormida, ella

rno de frun

ea tr

patito.. - Negué. - La señora Tamara.

na revista que es muy rec

aba, que otros secretos