Pecando por amor
ssi
se aseguran que las carreras sean "seguras" aunque... La verdad es que todo puede pasar en una carrera, puedes ganar como puedes terminar perdiendo la vida. Eso dependiendo de que t
hort de blue jeans, una camiseta negra que me llega por encima del ombligo, dejando al descubierto mi estómago, que está adornado con un cinturón de cadena de corazones plateados, me coloco mis botas negras favoritas; me peino el cabello y recojo en una coleta pa
mente virginales y cumpla con las obligaciones sociales que se tienen en la Cosa Nostra, pero lo cierto es que nada más alejado de la realidad; no soy la chica que ella hubiese deseado, en es
s? -cuestiona papá antes d
re. Pued
rar absolutamente nada. Mis padres poco a poco han venido aceptando mi manera de vestirme, unos días con sudaderas y monos donde solo se me ve el rostro, otros días con vaqueros y otros con prendas ajustadas a mi silueta. Vivo mi
y estudiar. Los estudios es algo de lo que aún no me siento segura, valoro esta oportunidad que me están dando, pero tampoco quiero ingr
ándome de mis cavilaciones -. Revisé el c
ent
ma mi rostro entre
y otro en el espejo retrovisor -asiento nuevamente. Me coloco de puntillas y le doy un besito en sus mejillas-. Tu madre te ha preparado una mochi
en presente que me mantendré alerta -murmuro. Sus ojos, idénticos a los míos no me aband
ón por la adrenalina, luego recuerdo que esta es tu mejor manera
Es un Mustang Shelby GT500 de color rojo sangre. Lo miro embelesada como la primera vez que p
s que no vaya, que me quedé en casa con ella y
s tíos no dejarían
valiente p
las mejillas com
ento decepcionada, porque sé cómo le ponen estas carreras y lo me
coche, reviso el móvil antes de salir de casa. Tengo varios mensajes de mis tías pidiéndome que tenga mucha precaución, ot
solo corren Philip
que mi pecho se presione, de seguro ni recor
nada se le escapa, y si no te ha escrito es po
enalina mi cuerpo, quitándome el sin sabor de no haber recibido un mensaje de parte suya. Salgo del terreno de nuest
pamento. Una sonrisa se dibuja en mi rostro al reconocer el auto de Carlo. Es normal que siendo su padre quien organice
á viene tras de mí. Philippe está diciéndole algo, finge que lo escuc
l menor de la nueva generación, tan parecido en personalidad y a su tío Flavio, y si no fu
Hay que reconocer que tu principessa está muy buena, y aquí en la Vegas, en Chicago o en l
son -murmura
s el menor de los hermanos Romano de la primera generación y por alguna ra
á-. Tanto Carlo como yo, seríamos incapaces de tocar a Al
e as
hort, camiseta hasta el ombligo, botas negras y el cabello recogido en una coleta alta. Toda una belleza pelir
detiene
sa triunfante se dibuja en mi rostro-. Me enc
su esposa le da una sonrisa coqueta-. Carlo, Alessia va