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Ciegas emociones

Ciegas emociones

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Capítulo 1 Rivalidad

Palabras:1101    |    Actualizado en: 16/05/2024

la joven Ceilán Oliveira, quien el fuego romántico lo saciaba con diferentes hombres, se levantó de la cama y miró su reloj. Er

egante cuerpo, de sólo diecisiete años de edad, quien el interés sobrepasó los sentimientos amorosos, uniéndose matrimonialmente con Alfonso Aliaga

lista para comen

a que no sea dañada por las perversas miradas. Ella está dentro de mi corazón, tomando el néctar del amor, para que se cautive con quien le da su atención. He visto volando a mi mariposita en cada flor, será siempre amada y estará eternamente auxiliada, para

o. Y sin esperar por Alfonso, comenzó

sperándome?

, continuó el desayuno con toda la

e va a celebrar la fiesta de fin de año en la fábrica

la miró

una muchacha que entrega su juventud al trabajo, se les debe dar ciertas libertades, para qu

ructura poética que floreció en su mente. "Son mis años, mis fieles amigos. Ellos andan conmigo para alejarme del daño. Son mis años, quienes me dan voluntad para sentirme animado. Son mis años, quienes me asisten para no sufrir desamparo ni abandono en el amor. Son mis años, que no me dejan solo un

o portentosamente-.

de un joven -.Tengo necesidad de ha

rvó con cierto

á en casa -dij

de arriba hacia

que mala

es tú, jo

que había en lo alto de una ve

señora Ceilán Oliveira. Usted no debe

zo un gest

o me atiend

enderlo -sonrió-. Le reitero que pa

Ceilán es de mi atribuc

uy personal. Y no com

mi pareja, no creo qu

del joven

e ser el marido de Ceilán. No

os miró de una y otra f

Ceilán. No tengo porque m

ué a imaginarme que su pareja fuera un tipo tan v

ra pensar. "Aconsejable..., no pruden

para preguntar. -¿

, el joven, ahora en tono

muchacho! Yo no soy ese estúpido

quite el vendaje que tiene en los

-exclamó-. ¡No t

s, como si rehuyera ver el c

. Mejor m

Así me vas ahorrar...

marchó...! Espero n

uscando a Ceilán. Cogió una bocanada de humo y observó como se esparcía. Seguía con la mirada los movimientos ondulados del humo, conmovido por la resignación ante la tenacidad del joven. Le molestó sentir esos celos, pero lo reverenció a primera vista. Le pareció entender que el camino se le perdía en su mente. Jamás había interpretado ninguno de esos síntomas que, según

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