Ciegas emociones
la joven Ceilán Oliveira, quien el fuego romántico lo saciaba con diferentes hombres, se levantó de la cama y miró su reloj. Er
egante cuerpo, de sólo diecisiete años de edad, quien el interés sobrepasó los sentimientos amorosos, uniéndose matrimonialmente con Alfonso Aliaga
lista para comen
a que no sea dañada por las perversas miradas. Ella está dentro de mi corazón, tomando el néctar del amor, para que se cautive con quien le da su atención. He visto volando a mi mariposita en cada flor, será siempre amada y estará eternamente auxiliada, para
o. Y sin esperar por Alfonso, comenzó
sperándome?
, continuó el desayuno con toda la
e va a celebrar la fiesta de fin de año en la fábrica
la miró
una muchacha que entrega su juventud al trabajo, se les debe dar ciertas libertades, para qu
ructura poética que floreció en su mente. "Son mis años, mis fieles amigos. Ellos andan conmigo para alejarme del daño. Son mis años, quienes me dan voluntad para sentirme animado. Son mis años, quienes me asisten para no sufrir desamparo ni abandono en el amor. Son mis años, que no me dejan solo un
o portentosamente-.
de un joven -.Tengo necesidad de ha
rvó con cierto
á en casa -dij
de arriba hacia
que mala
es tú, jo
que había en lo alto de una ve
señora Ceilán Oliveira. Usted no debe
zo un gest
o me atiend
enderlo -sonrió-. Le reitero que pa
Ceilán es de mi atribuc
uy personal. Y no com
mi pareja, no creo qu
del joven
e ser el marido de Ceilán. No
os miró de una y otra f
Ceilán. No tengo porque m
ué a imaginarme que su pareja fuera un tipo tan v
ra pensar. "Aconsejable..., no pruden
para preguntar. -¿
, el joven, ahora en tono
muchacho! Yo no soy ese estúpido
quite el vendaje que tiene en los
-exclamó-. ¡No t
s, como si rehuyera ver el c
. Mejor m
Así me vas ahorrar...
marchó...! Espero n
uscando a Ceilán. Cogió una bocanada de humo y observó como se esparcía. Seguía con la mirada los movimientos ondulados del humo, conmovido por la resignación ante la tenacidad del joven. Le molestó sentir esos celos, pero lo reverenció a primera vista. Le pareció entender que el camino se le perdía en su mente. Jamás había interpretado ninguno de esos síntomas que, según