La Codiciada Luna del Rey Oscuro
rad
ercero al mando, Brandon, el delta de la manada, se ocupó de la protección y la vigilancia del lugar, no muy lejos de allí, cerca del borde del acant
el Beta, podían controlar sus sentimientos, porque había muchos solteros y solteras en el grupo de ocho lobos que estaban a la espera del regreso de estos, con sus respectivas parejas, entre ellas, la futura Luna, y el descontrolado de deseo de apareamiento que se
, esto ocurría en cada manada cuando la Luna aparecía, era una señal de prosperidad
Luna, mentalmente se comunicó con cada miembro de la manada y les dio la noticia, así mismo pidió que se comunicara a la antigua Luna, la madre del Al
uno de sus rastreadores
llo, por un pasadizo secreto, y se dirigen al lago, están mu
des a conocer, avisaré al Alfa y Al
l castillo, llegaran pronto."-
os mates en una frenesí sexual, que los anulaba, se rompiera, dejando
l Beta, al mismo tiemp
para recibirlo
en un estado febril, desatando todas las incontrolables feromonas que provocan el apareamiento, tan
olor que supone, que te arranques tú mismo, la piel a tiras del cuerpo, para no dejarse arrastrar por el bendito y desqu
sin pensarlo, alzaron entre sus brazos a su pareja, y comenzaron su correr hacía le lago. Ambos tuvieron la misma idea, mientras sus parejas, entre sus brazos, y aún en tra
bía cerca del lago, y encontrar a su Alfa con su L
llegaran, y hay que protegerlas, hazl
s mates en brazos, a la carrera,
rándolas, y la nube descontrolada que quemaba su garganta, y les hacía arder el cuerpo, desatando sus instintos de hembra en celo, se apagó entre terribles torturas, por el agua
in
, semi desnudo, que me sostenía entre sus braz
ó a controlarte, y entraste en celo, provocado por nuestro primer beso. "- las palabras descaradas y vergonzosas
ofeteé, haciendo que todo a nuestro alrededor se paralizara, todos los sonidos del bosque se acallaron, o esa fue mi sensación, incluso hasta y
ntre los fuertes brazos de ese hombre, que se había quedado tan rígido como una piedra
desconcertante que si me hubiera golpeado, y no puede evitar levantar la vista para mirarlo, pero no llegué a ver su cara,
rme, e intimidante hombre me tenía atrapada entre sus bra
do que tú serías mía también, Irina, mi Luna."- me dijo caminando hacia la orilla sin soltarme. I
e encontraba en la orilla, también en brazos de un hombre mirando hacia el bosque, y temblando. Nos miró
mente aterrorizada, enterrando su cara en el cuerpo del Beta que la sostenía, mi
aba en brazos de ese enorme y fuerte hombre, que caminaba por el claro, cerca de la orilla. En mi interior sentía que no era más que un jug