La Mujer equivocada
bitación era intensa mientras Maximiliano se acercaba, su aliento a alcohol inundaba el aire. Sabía qu
deseo y su paso tambaleante. Mis manos se aferraron al borde de la cama,
con voz ronca, extendi
sabía que debía mantener la compostura si quería sobrevivir a esta n
je, tratando de mantener mi voz firm
la ira y el alcohol. Sabía que no me escucha
za, su beso era dominante y opresivo. A pesar de mi resistencia, no podía evitar s
ojándome de mi bata con brusquedad. Me sentí expuesta y vulnerable ba
tratando de contener
ujó hacia la cama con firmeza, su peso sobre mí era abrumador. Traté de resistirme,
ntre besos, su aliento
sus labios y su lengua dejaban un rastro de fuego a su paso. A pesar de mi vo
que amenazaba con arrastrarme hacia lo desconocido. Aunque mi mente gritaba
de emociones contradictorias, luchando c
rior de mi pijama, dejando al descubierto mis pechos. Un escalofrío recorrió
nte de mis labios cuando su boca encontró mi pezón. Una mordida firme en esa zona
do el fuego que ardía dentro de mí. Mi piel se erizaba ante cada roce, y un calor abras
rse a algo que me mantuviera anclada a la realidad. Sin embargo, cada caricia, cada be
ontacto, más roce, más de él. La humedad entre mis piernas era una prueba evidente del efe
sculino, musculoso y sin inhibiciones, me dejó sin aliento. Sin embargo, mi propia desnudez, ex
último resquicio de tela que cubría mi cuerpo. Mis pechos quedaron expuestos ante su mirada ard
ensidad de su mirada y la dominación de su presencia. Su desnudez era un desafí
do mi cuerpo. Mis manos se aferraban con fuerza a las sábanas mientras arqueaba la es
el fuego que ardía entre nosotros. Sus movimientos eran expertos, llevándome al borde del
e. Cada roce de su lengua contra mi piel sensible me llevaba más cerca del abismo del placer, y yo me dej
on como un susurro tembloroso, tratando de con
tu vida. - Su voz resonó con determinación, con una p
. Sus manos recorrieron mi cuerpo con urgencia, y su aliento cálido se mezclaba con el mío en un torbellino de