El dilema de Ina
osa, me giro hacia el hom
una ligera risa. -Debes saber que... mi presencia en este lugar supone un
aqu�, señor.... - Es
erida, me
golpe y lo miro con increduli
i padre me contó que... mi abuelo mato
nta y me toma de los hombros. -Cronos no me mato, solo fue...- Desv
à la pregunta
realidad no es un sueño, es un recuerdo- Me mira a los ojos con seriedad. -Nue
o? ¿Qué báculo?
arientes querida, los celos enfermizos de tu padre por protegerte te ha... puesto en una posición delicada con tus hermanos, primos y tÃos- Me suelta y soba sus sienes con la yema de sus
dianes que ladran con fiereza, Urano
uerida, alé
dejándome sola con los guardias que me preguntan si estoy bien, en re
reprocho a mà misma, mientras
s a mi padre que le está gritando
aja, apenada por hab
fuera de tu habitación a estas horas de la madrugada?! ¡Te lo he dicho millo
pasa a mi bebé! - La voz fúrica de mi madre se es
de angustia y preocupación, acuna mi rostro con
ho estrujándome con bastante fuerza. - ¡Por todos los cielos! ¿¡En q
sear un rato por los jardines
eña a los guardias con la cabeza de que se retiren, s
n que no estaba
habitación abierta de par en par
uerta, pero parece que, en mis ansia
star aquà todo el tiempo, pero recu
da de no poder convivir con nadie, no conozco a ninguno de mis hermanos ni primos, no voy a ninguna de sus fiestas ni reuniones, tampoco me dejan ir al
e se acerca a mà con angustia. -La vid
padre da un paso adelante. -Entien
icación alguna! - Las lágrimas corren por mis mejillas. -No entiendo por
a ti, tampoco para nosotros, no queremos que est
padres... pero... ¿Por qué siempre me dicen lo mismo? Estoy cansada de estar escon
ños te diremos todo hija,
o- Digo con reproche y tristeza.
s de lágrimas, abro la puerta de mi habitación de golpe y me tiro sobre la cama, de la
e me levanto y me arreglo, cepillo m
ra...- Cierro los ojos y me dejo llevar por la