Te pertenezco
ll
í ir al hospital para verla. No pensé que me iba a encontrar a la castaña insultando a todos, con fuerza mientras lloraba, mientras gri
echo. Algo en mi corazón pico, odiaba verla de esta forma, pero odiaba aún más como se es
zaba en mis brazos y temblaba, esa horrible imagen de saber que no servía para nada. Mi padre me lo repetía siempre que podía, pero ahor
ticaban algún deporte, no solo por el cuerpo, si no por la maleta adicional que tenías, podía ver una caballera más larga que los demás, se me hacía un poco conocida, fue
esa sonrisa a mí?, cerré los ojos ante ese último pensamiento tan egoísta de mi parte. Era una niña, una niñ
edo fuera de lugar. Salí a la casa de los gemelos. No era un vago, ya había terminado mi tr
La cual siempre se había visto a la defensiva, ya que ellos no la querían del todo, siempre se había sentido amenazada por ellos, ¿Qué p
staba creyendo?, cuando ella me miro de reojo, pude ver el dolor en su rostro, sin embargo, habló. Ll
os, que agarraron su celular y empezaron a marcar a quien sabe quién. Sin embargo, en menos de cinco minutos alguien estaba
er piso solo era para los empleados de tiempo completo, era extraño que una señorita de la casa
a, ella saca de un bolso
e dos -Se gira a ver a lo
uno de ellos -Fue un accidente,
en fútbol, ¿Cómo no
o fue, lo hizo. Ella lo ignoró, cuando la maestra
dieron
lamos con ella cuando íbamos a terminar el entrenam
mbres contr
testar a un gran grupo de hombres como si no fuera nada, fue algo tierno y genial en nu
engordar p
otro mientras le da una sonrisa, la mujer alza
empre saca el primer puesto en todo, sin embargo, junto a nosotros se veía demasiado in
los cuatro -¿El otro golpe de qué es?
ellos -Seña
taque de
egunto un poc
enarcada -No opino de cómo están criando a la podre chica, sin embargo, tampoco puedo permitir que se encuentre en un hogar maltratado -Ella se levanta, y empieza a mirar por toda la habitación, se queda enfocada en los girasoles -¿E
las pued
a, habían dicho ellos quienes le dejar
espiratorio? -La voz fría de la señora hace callarlo, ni siq
ra mira a su hija, ese grupo de chicos es
í -agarro por el hombro a los hermanos Smith para arras
¿Tu cómo te atreves a golpearl
a -Suelto una risa al
n a quien pueda, sus niñeras eran malas con ella, muchas veces sufrió por su culpa, ¿Solo por decir unas cositas merece ser golpeada?, maduren, pedazo de idiotas -Señalo a Mathias -¿crees que ella es igual a nosotros que se acuesta con cualquiera?,
il
ma egoísta, no son mejores que yo, son igual o peor que yo. Al menos yo trat
le caemos bien, ahora imagínate s
a niña!, ¡Una bebé!, no conocía nada de la vida, solo vieron como ustedes eran cruel con ella, sin saber
tiempo, estaba acostumb
ue por ahora lo mejor para cuidarla era irse con ella, sin embargo, cuan
aía a las mujeres aquí, no estaba seguro de que cualquiera pudiera llegar a este lugar, era mi terreno, no quería qu
¿Por qué se estaba juntando con un montón de hombres?, ¿por qué?, S
nergía para realizarlo. Ocupando los primeros puestos en todos, sin decirle a nadie como le iba, simplemente un empleado iba por su boletín de notas y
a atrás para caer sobre la cama, recordando el día que mi padre me prohibió volver con ella
lina, ellos eran lo promedio, lo normal. El resentimiento hacia ellos, era de un pasado que hasta
quien la ganó fue el señor Smith, el que la enamoró de forma lenta, ¿Quién podía culparla por no elegir a mi padre?, era un hombre cruel que solo pensaba en cuanto tendría en el bolsillo sin importar cuanto iba a explotar
lejos a mi papá, lo amaba, lo amaba de una forma que nadie podía explicar, ni siquiera yo... Porque, un hombre ta
mi padre la odio... La odio porque mató al amor de su vida, sin embargo mi madre decía que eso era mentira, que ella dio la vida por su hija