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Enamorada de un asesino

Capítulo 3 III

Palabras:1038    |    Actualizado en: 03/09/2024

, además es muy guapa, hermosa, al público les va a encantar, es bastante gr

la aplauda y que sus discos se vendan como pan caliente-

o, tiene muchísimas condiciones, lo bueno que tiene sus propias canciones, es completa

es que tengo un fino olfato para las est

ambién, ja ja ja-, qui

puso serio el sujet

por qué ponerte en guardia-, sup

te la hago estallar como una calabaza, jamás olvides eso-, dijo el tipo y colgó. Müller emp

r-, sonrió ell

t para la dirección, tiene que ser un trabajo perfecto, esa chica tiene que

ficina de su jefe, estiró una larga sonrisa. Sabía

*

Nos cimbreábamos en la tarima con encanto y sensualidad, usábamos los vestiditos muy ceñidos, cortos y de mucho escote y los aficionados deliraban con nuestros esculturales cuerpos, siempre ataviadas con b

. Yo soy Pamela por mi madre y Meliha por mi abuela materna. Cua

pos y los pentagramas. Le cantaba al amor y al romance. Yo me había enamorado muchas veces cuando joven y resumía mis experiencias con mis novios y enamora

la platea que terminó vivando mi nombre ¡Meliha! ¡Meliha! ¡Meliha! y eso, creo, que no le gustaba mucho a mis amig

que parecían zancos. -Yo me voy sola, chicas-, les dije a mis compañeras porque quería quedarme un rato para recuperar el aliento. Sudaba, tenía mi corazón acelerado y estaba dema

s y cuando me disponía a sacarme el

me enfurecí, tapándome de

stado el porte tan elegante y pulcro, majestuoso y señorial, igual a un dios helénico, con su barba deliciosamente marcada en su rostro adusto y varonil de aquel hombre insolente que invadió nuestro camerin

iada en las nubes, entre fulgores de estrellas y campanas al vuelo repicando

encontrar cuando iba a mis clases de música, en el conservatorio. Él me esperaba en la esquina en donde está la facultad. Al principio pensé que era otro tipo esperando

rón me pareció un viento cálido y t

rio-, no sé lo que dije porque estaba embobada, bo

iha-, insistió el sujeto

cascadas excitada por los bíceps de él, tan insinuantes, enormes, viriles, volviéndome l

orque le tuviera miedo, sino que es

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