Solo con un beso
una sensación extraña: ¿No era muy tarde para que una jovencita anduviera sola por la calle? ¿En bus? ¿Esperando en una esquina? Sint
edificio, la del personal. Se despedía del guardia de seg
a hizo que el guardia se volv
s permíteme acercarte a tu casa -. le d
E
neces
e -o
, solo sonrió. Qué diferente era de su prima. Lali siempre estaba contenta, irradiaba alegría, sonreía y pare
a acostumbrado a que las mujeres lo mirasen con la cabe
asta el coche
dijo mientras
entía amedrentada, tampoco decía nada. Solo recordaba algunas cosas que su amiga le había contado sobre él: que parecía de
-le preguntó de pronto, sin siquiera qu
la universidad, n
es su
ás grande; comencé
M
olso en la falda y la camisa azul. Con el cabello suelto y sin maquillaje, se veía m
pagadas; seguramente, Alex estaría dormido. Ya empezaba a sentir el peso de reg
ué
acias por
na
la puerta y lo despidió con la mano. Él observó un poco el edificio y sus alrededores;
ujer así, con un poco más de dinero invertido, podía hacer girar cabezas. Por un segundo, se preguntó si po
cía demasiado. Por un momento, se olvidó de Elena y se concentró en las sonrisas casi burlonas que Anna le había mostrado. Hacía mucho ti
dió en su pecho y le subió por la garganta, com
ad" para con las mujeres que dormían con él; el ocupar ese piso por el tiempo que duraba el arreglo, estaba incluido. La dama que aceptaba las condiciones
mente decorado, con todos los artilugios posibles que su compañía fabricaba o programaba; con un servicio de seguridad
no dejaba de comportarse 'correctamente', dentro de lo que la misma situación significaba. Por lo que simplemente aparecerse sin una cita
a poco, sin hablar; aquello no requería palabras, y hacía que cumpliera con su segundo trabajo. Nunca había forzado ni obligado a nadie; eso no era lo que lo excit
todo el cuerpo. Como si le hubiese dado una paliza, el cuerpo se le volvía de gelatina. El vigor y las demandas que
a cuando las tenía. En ocasiones oía de sus bocas palabras cariñosas o declaraciones que Owen sencillamente ignoraba; todas estaban dispuestas por
ualquier rastro del pasado y liberaba a su monstruo. Pero su bestia y su rabia solo aparecían entre las sábanas. Si la dama no
lma, todavía quedaban vestigios de cordura y consideración;
. Le había perturbado el sueño y quiso estirarse un poco y abrir los ojos, pero Owen la apaciguó, volvió a encerrarla y, simple