La Hacker del joven Abogado
rad
ura e ignoró a los hombres con las armas, ambo
squinas de las largas cuatro paredes color purpura; una filtración
no, no era muy amante d
tiempo aquí, Rachel -murmuró Dy
de tortura en la mesa del hombre qu
poco quería estar allí. Todo est
, te irás con Bria
le la seguridad de salir de allí, pues no quería agobiarlo
se metió en problemas y ella, con solo quince años, hecha una bola de fuego le dijo a
n alta voz de manera que el nombrado escuchara. La puerta fue cerrada y luego bajó el tono aunque sorpren
aba tener que acudir a ese señor, pero era su único com
í porque quie
su cabello ya no era completamente azabache, pues canas lo adornaban; en sus ojeras
todo en las zonas a las que casi nadie se atrevía recorrer, por la delincuencia y alto tráfico de drogas. Por eso, en cu
le hablas cuando necesitas dinero ¿no? -Rió, divertido-. Nun
ierda lo que pien
berías ser como tu hermano. Estoy seguro de que serí
comenzó a
sin parpadear-. Quiero que por primera vez ha
la dirigiéndose a su mini b
as? -preguntó
uyendo de la m
hombre se ahogara con su prop
es la
nerse nerviosa, per
rogas y órganos, en Canadá -confesó lo que no le había dicho a Dylan para no p
posible eso
n en dónde vivía e incendiaron mi a
-enfatizó, asegurándose de que su ahijada lo escu
reocupada morena frente a él. Jamás pensó que algo así
ando como para meter
uro de que había sido por una estupidez, como de que el hombre
e vino contigo
ía lo que estaba pensando mu
sintiendo su corazón acelerar
rió en
es cierto lo que t
, no soportaba que hablaran de ese tema. No soportaba del todo a
porque tenían la estupidez machista en los tuétanos. Pues para los hombres las mujeres de
n revuelvo en su familia cuando no solo comenzó a estar en boca de sus primas porque se acostaba con varios
un leve sonrojo a la chica-. Lo supongo, así como el hecho de que te la pasas
estaba enterrado y que no se iba a permitir repetir con Dylan. Pues tam
especialmente porque a ellos -los hombres de su familia-, se les hacía normal contar con más de tres mujer
a ayuda
ieras unirte al negocio, así no quieras s
te atr
era seria-. No quiero e
extrañas que invadían su cuerpo. Pero más allá de eso tenía miedo,
ra hacer lo suficiente
is llamó a
cargaba sus armas mientras
ame,
comida rápi
entenderlo, pero lo hizo,
e sus talones e irse en busca de Dylan, y se encontró con R
es un
a lo iba a perdonar, por el camino que había tomado. Aun
era del bar y ambos se recostaron de las paredes quedando frente a frente.
se hombre de
ado clie
como le d
de él, porque era su hermano, aunque era el que más infl
asa. Ya no te pido que recuerdes la promesa que hicimos de estar limpios, de ser chicos de bien. Ya no, Reymond. A
onversación con su hermana, pero la verdad era que cada que la veía solo
uera-. Te quiero. Siempre vas a ser mi hermana en do
razo porque lo necesitaba a pesar de todo, per
ado sobre uno de los taburetes color café, en la esquin
tuvieran a salvo en México. Debía hablar con Rachel acerca de ello, así como el hecho de q
omo de los que ell
ción lo hacía se
tida en cosas realmente ilegales y quién sabe cuántas
de la morena, se sintió decepcionado de ella; pues
guapo? -preguntó Bri
unidad, Dylan n