VENDIDA COMO ESPOSA AL MAFIOSO
calma inquietante, analizaba cada detalle del próximo robo a uno de los principales bancos del país. Todo estaba fríamente calculad
será nuestro séptimo golpe, y no podemos permitirnos errores
l, lo miraba con una mezcla de admiración y deseo. Su carácter indomable y su experiencia en el mundo del crimen la convertían en
mos confiar en ellos? -preguntó
respondió él, sin apartar la mirada de los planos. -Pero d
poco más, con la
o, pero no olvides que el amor tamb
e, reconociendo la
es claro: el banco. Y no dejaré que nada
audaz de sus vidas, sabiendo que el peligro acechaba en cada
ualidad que lo caracterizaba. Entró rápidamente en la sala de reuniones, donde su secretaria
ambicioso proyecto de construcción de
la. -Es una experiencia única que atraerá a turistas de todo el mundo. Las Ve
con atención, y sus rostros re
ganancias? -preguntó uno de los d
os primeros tres años- respondió Max con confianza. -Además, la ubicación es clave
a circular entre los directivos y Max s
mpresa al siguiente nivel -añadió una de las acci
sentaba una oportunidad financiera, sino también un paso haci
acuerdo? -preguntó, mirando
on al unísono, ll
más seguro que nunca. La reunión había sid
*
ácticamente ocupado todo el tiempo. Corrió hacia un exclusivo gimnasio que también era
na sesión intensa? -pregun
estrés -respondió Max, quien sentía que el ejer
día evitar divagar hacia Abigail. Desde el momento en que vio aquella fotografía que Timothy Lance, el padre de Abigail
ax era un hombre joven y apuesto, pero su vida había estado marcada por el sufrimiento y la venganza. Hijo de Francesco Lombardo, un capo de la m
a eligió. Ambos vivían separados, cada uno atrapado en su propio laberinto de decisiones y consecuencias. Mientras corría, Max se preguntaba si alguna vez pod
*
ociones que llevaba dentro. Al entrar, se encontró con Abigail en el salón. Su rostro reflejaba una profunda
ero firme. -Pronto te daré tu liberta
jos llenos de una mezcl
ctarme en la vida y ser una profesional. No quier
estaban atrapados en un laberinto de decisiones, pero en ese momento,
o él, decidido. -Te ayuda
sintiendo que, por fin, veí
ntras su mente se debatía entre las palabras de Norah y los sentimientos profundos que albergaba su corazón. Sin embargo, un recuerdo perturbador lo asaltó: la noche en que hizo mujer a Abigail,
ertad que ambos anhelaban. La lucha interna entre el deseo de aferrarse a lo que tenían y la necesidad de permitir que Abigail siguiera su propio camino lo atormentaba. Max se sintió atrapado en un laberinto emocional, do