VENDIDA COMO ESPOSA AL MAFIOSO
te se movía de un lugar a otro, como si cada uno tuviera un propósito claro en medio del bullicio urbano. Sin embargo, en su mente, Max se encontraba atrapado en un vai
firme y decidida, exhibiendo una madurez que sorprendía a Max. Aunque carecía de experiencia en la vida, su actitud resolutiva y su capacidad para enfrentar los desafíos le otorgaban una fortaleza que él admiraba profundamen
ctivas, pero había algo más en su mirada que solo la frialdad del crimen. Siempre había sentido una gran atracción por el guapísimo Max, con quien intuía que sentía algo más que amistad, algo que se asemej
pero cargada de reproche. - ¿No te parece un poco cruel, Max? Sabes que sie
legada y sus palabras, in
sobran. Abigail y yo somos u
ó ella, acercándose aún más y desafiándolo con la mir
atracción que siempre había existido entre ellos, p
l necesita mi apoyo ahora más que nunca. Bien sabes que n
n desdén, mirán
ue yo necesito, Max
a de emociones no resueltas y de decisio
s juntos habían sido solo eso: momentos de pasión y diversión, sin ataduras emocionales. Ahora, con Abigail es
olo tuvimos un desliz, y ahora tengo responsabilidades. Abigail está embarazada y
el ceño con ge
con un tono cargado de rabia. -Sabes que hay algo má
ba de él. -Pero no puedo seguir jugando contigo. Abigail necesita mi apoyo, y
su expresión pasó de la
vida aburrida y predecible? -dijo, su voz ahora más suave,
iendo el peso de la dec
ay que hacer lo correcto. Y lo correcto aho
que no podría deshacer. La conversación había dejado claro que sus caminos
ía a ella en medio de sus responsabilidades y complicaciones. Trabajaban juntos en la misma organización criminal. Con una determinación renovada, comenzó a tramar un plan en
Max, su mirada llena de un f
a de ironía. - ¿Te conformarás con una vida monótona mientr
la tensión en el aire,
es un juego. No
e que él pudiera reaccionar, le dio un ligero beso en los
las cosas-susurró, antes de alejarse, dejando a Max
*
mido que él. Con esa mentalidad, decidió ir a una floristería con su chófer, un ex policía entrenado que siempre estaba alerta. Al llegar, le pidi
uiendo. Sin perder la calma, le dijo rápidamente a su chófer que pidiera refuerzos y que intentara persuadir hábilmente al ve
ocultarlo. Se dirigió a la habitación de Abigail, donde esta había estado organizando algunas cosas para el bebé junto con Norah. La atmósfera en la habitación era diferente; A
alquier amenaza, pero también anhelaba que esos momentos de felicidad y tranquilidad perduraran. Con el ramo de f