Holden
O
. Espero se encu
e animaba a hacer una saga de mafia, así que tengo grandes expectativa
ras, violaciones y etc... Quizás este primer libro sea más suave que los siguientes, aun así. tendrá su lado violento qu
apoyo que me dan siempre y ese cariño tan bonito que me re
lentas, así que les pido m
ero muc
una lectura
*
oduc
que mi hermano mayor me hizo, dán
mi vida. Soy libre de tomar mis propias decisiones y, e
dejarte marchar, a
ero ser más parte de este circo. No quiero vivirme la vida enterrando a c
sin más con ese aire irónico y fr
uando él faltase. Hoy es una realidad y yo no quiero ser parte de esto. Aunque crecí creyendo que este era el único camino que verían m
guno de nosotros está preparado para dejarse ir en un mundo tan retorcido y cruel como este. Yo no pude, pese a q
e tan sucia o peor que la mía. Mi alma no es pura y, aunque deseo librarme de los huesos que llevo en
mi vida estudiando para ejercer algún día mi profesión. Ese día lo veo cada ve
lo haces, yo misma me encargaré
i hermana melliza venir detrás
oy a extrañar
y hablando en ser
odo ha sido malo y hemos compartido muchos momentos que me hacen cuestionar que sí podemos ser normales, pero esta no es la vida que quiero. La muerte de
la tomé por los hombres-. Me sé c
y no después -bromeó, per
mejilla y en sus ojos grises pude deslumbrar un rastro de tristeza,
a más que mis hermanos, pero ellos están muy grandes para tomar sus propias decisiones. Si desean seguir aquí lueg
nstantes de ropa e identificaciones, llegamos a nuestro
n maldito castigo -bufó-. Me due
r. No estabas en la obli
eza-. Nunca. Prometimos salirnos d
lo ol
a partir de ahora y, aunque su fachada esté desg
decente que con
desapercibidos, a
sé que viviríamos en u
te y c
r sus maletas al suelo y se recostó por la baranda, viendo desde el quinto piso todo a su alrededor, segura
s que quiera, no puedo tapar el sol con un dedo. Ese día llegará, porque esa fue la amenaza que n
rales de la ciudad -dijo en automático e hizo una mueca-. Vaya m
conocimos otro
a! ¿No te quedó lo suficientemente claro o ne
una hermosa y despampanante rubia hecha furia cruzar por el frente de nosotros y det
pidiendo que
ro saber nada de ti y de tu esposa. ¡Piérdete de mi vista, cabrón! -abrió la puerta de su apartam
que no es mi
desde adentro y el hombre no tuvo m
canción, proveniente de algún lugar
liciosa -soltó
enemos a una sexi vecina que seguro nos dará más de un
dose el labio inferior-. Sí, supongo que n
ás detalle, pero deseché la idea de mi cabeza y entré a nuestro apartamento. En cualquier momento tendré la o