La llave del cambio
e Mario: "El Santuario del Silencio." Una montaña al norte donde, supuestamente, se encontraba una de las llaves perdidas de la Hermandad. La posibilidad de descubrir más sobre esas
s documentos y un mapa enrollado en una mochila desgastada-. El Santuario no es fácil de encontrar. Las leyenda
a su linterna para asegurarse de que tuviera suficiente carga-. No quiero q
ntió con una e
s de la Hermandad para realizar ceremonias secretas. Se dice que el sitio está protegido por guardianes, no humanos
a un cuento de terror, pero después de lo que había visto en el monasterio, sabía que no podía de
-
e la civilización y más cerca de la naturaleza salvaje. A medida que avanzaban, la carretera asfaltada dio paso a un camino de tierra que subía serpentean
una cueva. La boca de la caverna era oscura y profunda, como si invitara a adentrarse en un abismo sin f
guir estos túneles. Según las marcas en el mapa, hay que buscar una se
orrecta? -preguntó Mario, estu
eptible, en una esquina del papel. Era el mismo s
Es nuestra señal de que es
-
multiplicarse. Mario se mantenía alerta, su linterna barría los rincones oscuros mientras avanzaban por el primer túnel, un pasadizo estrecho y sinuoso que descend
de los túneles laterales-. Si no seguimos el mapa con pr
ña brújula y revisó la di
yendas señalan que el Santuario se encuentr
dor. Mario sentía el cansancio en sus piernas, pero algo en su interior lo impulsaba a seguir. La curiosi
millos de piedra. En una de las paredes del fondo, tallado en la roca, se encontraba el símbolo del sol y la luna. Al verlo, Mar
do-. Debemos encontrar la entrada al Santuario. Según e
corrió la pared con las manos, tratando de detectar algún relieve o palanca, cuando
tó, llamando
ros y polvo, había un pequeño panel de piedra que se había desplazado ligeramente.
ro camino -dijo Jorge, abrien
e en la montaña. El aire se volvió más frío a medida que bajaban, y un silencio absoluto envolvía
-
rovenía de una sala más allá. Avanzaron con cautela, y al cruzar el umbral, se encontraron en lo que parecía una capilla subterránea. La sala est
de metal con el símbolo del sol y la luna en su tapa. Mario sintió una extraña
on cautela-. La Hermandad las ocultaba en lugares sagrados como este, p
diato, su corazón palpitando con fuerza. Desde la oscuridad emergieron varias figuras encapuchadas, vestida
oveniente del que parecía ser el líder del grupo-. Han llegado hasta aquí
rodeaban. Era evidente que estos individuos eran miembros de
s en un gesto de calma-. Solo buscamos respuestas. Esta reli
apuchados dejó esca
misterios de la Hermandad, no para intrusos. Ahora, entréguenos
tomó la caja del altar y corrió hacia el pasillo opuesto, con Jorge y Valenzuela siguiéndolo de cerca. Las figuras en