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El sabor de lo prohibido

Capítulo 6 Salida de amigas

Palabras:1242    |    Actualizado en: 27/10/2024

ujosa casa del padre de Min, como le había dicho, él no est

hanna pudiera conocer un poco de la ciudad. El chofer las llevo a al centro c

e es sumamente caro. Pero Min le ha explicado que aquí lo i

hanna se le queda mirando a un lindo vestido color Borgoña, co

talla -respondió algo triste-. En M

o sabe con exactitud las medidas de su amiga, ag

icana toma el vestido y mira la tal

exclamó co

ste país, no es muy común estar haciendo tanto escándalo o no

e peso en este país -añadió la mexicana sintiéndose un poco mal por eso; sin embargo, entien

bastante bien. Pero trae suficiente ropa para su estancia aquí. Aunque no l

la coreana que está al otro lado

guntó Min al verla

o quiere decirle la verdad, sabe que si lo hace su amiga se lo comprará-. Pero

en su idioma, cosa que no entiende con exactitud Johanna, pero el chofer las lleva has

con atención la belleza del interior, que es iluminado con unas luces tenues en colores amarillos y naranjas. A lo lejos se nota dos mujeres mayores

da para meterme -mencionó Johann

oreana con cabello rosa mientras camin

uerta corrediza, en el interior hay unos pequeños c

na con asombro de ver a su a

cual Min mira y sabe que no está entendiendo lo que pasa-. Mira aquí estos lugares, no pode

adentro estar como di

ellas ni siquiera te mirarán -dijo

cuartos y camina al lado de su amiga en completa desnudez. La mira de reojo y se da cuenta de

el ambiente se siente muy húmedo y algo caliente. Ven a todas las mujeres de diferentes edades sentadas en sillas de

res se les quedan mirando de una manera muy extraña, murmurando en

a su amiga e

ió su amiga de

edor y comprueba lo que su amiga está diciendo. Por su cabeza pasa la idea de que quizá sea porque es extran

te ven así -exc

Dim

cesando la información-. Aquí no es algo normal estar sin nada ahí abajo. Si no me crees mira a tu alrededor -la mexicana obedece y despistadam

de hacer -dijo Johanna cubri

, si son capaces de venir y decirme algo -dijo la coreana-, y no podría decirles nada. Aquí

hubieras dicho con anticipación

s en carne propia lo que se siente estar en es

ranquilamente. Cómo lo había dicho, las mujeres solo la mi

nte donde comieron. Al caer la noche se dirigieron hacia la casa del padre de Min. Para

os nuevos que hacían que sus papilas gustativas disfru

de Min y tenían que estar preparadas porque en e

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