El sabor de lo prohibido
ujosa casa del padre de Min, como le había dicho, él no est
hanna pudiera conocer un poco de la ciudad. El chofer las llevo a al centro c
e es sumamente caro. Pero Min le ha explicado que aquí lo i
hanna se le queda mirando a un lindo vestido color Borgoña, co
talla -respondió algo triste-. En M
o sabe con exactitud las medidas de su amiga, ag
icana toma el vestido y mira la tal
exclamó co
ste país, no es muy común estar haciendo tanto escándalo o no
e peso en este país -añadió la mexicana sintiéndose un poco mal por eso; sin embargo, entien
bastante bien. Pero trae suficiente ropa para su estancia aquí. Aunque no l
la coreana que está al otro lado
guntó Min al verla
o quiere decirle la verdad, sabe que si lo hace su amiga se lo comprará-. Pero
en su idioma, cosa que no entiende con exactitud Johanna, pero el chofer las lleva has
con atención la belleza del interior, que es iluminado con unas luces tenues en colores amarillos y naranjas. A lo lejos se nota dos mujeres mayores
da para meterme -mencionó Johann
oreana con cabello rosa mientras camin
uerta corrediza, en el interior hay unos pequeños c
na con asombro de ver a su a
cual Min mira y sabe que no está entendiendo lo que pasa-. Mira aquí estos lugares, no pode
adentro estar como di
ellas ni siquiera te mirarán -dijo
cuartos y camina al lado de su amiga en completa desnudez. La mira de reojo y se da cuenta de
el ambiente se siente muy húmedo y algo caliente. Ven a todas las mujeres de diferentes edades sentadas en sillas de
res se les quedan mirando de una manera muy extraña, murmurando en
a su amiga e
ió su amiga de
edor y comprueba lo que su amiga está diciendo. Por su cabeza pasa la idea de que quizá sea porque es extran
te ven así -exc
Dim
cesando la información-. Aquí no es algo normal estar sin nada ahí abajo. Si no me crees mira a tu alrededor -la mexicana obedece y despistadam
de hacer -dijo Johanna cubri
, si son capaces de venir y decirme algo -dijo la coreana-, y no podría decirles nada. Aquí
hubieras dicho con anticipación
s en carne propia lo que se siente estar en es
ranquilamente. Cómo lo había dicho, las mujeres solo la mi
nte donde comieron. Al caer la noche se dirigieron hacia la casa del padre de Min. Para
os nuevos que hacían que sus papilas gustativas disfru
de Min y tenían que estar preparadas porque en e