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AMOR IMORTAL

Capítulo 4 4

Palabras:3430    |    Actualizado en: 29/10/2024

ri

febrer

ar de casa al trabajo, evitando usar el auto. Me resulta más satisfactorio, pues, solo así puedo apreciar la maravilla del n

ran su tiempo, pero no soy nadie para juzgarlos. Estoy a solo cinco minutos de mi trabajo y el tiempo me sobra, así que correr o caminar con más velocidad no es algo que pase por mi

personas llevan prisa y es muy triste ver cómo te empujan. -Quizás fui entrometido, pero r

dijo, no sé si no me escuch

o mi comentario anterior, ella arrugó la cej

ngan, tengo derecho a estar aquí. -Creí

estar aquí tanto como todos los demás, pero me resulta

n tan a prisa que la hacían a un lado dándole golpes con sus hombros y recorriéndola de un lugar a otro y ella

uando la conversación. En verdad debí haberme i

nes, puedo sentirlas a

la conociera. Había algo en ella que despertaba mi inter

ozco a los charlatanes sin vida como tú -d

y dejarla sola, pues no permitiría que

el mismo lugar, pero solo conseguí dar dos pasos antes de que me tomara del b

a, creo que solo fuiste amable co

ca está loca, pero no me puedo mentir, me r

nas mientras hablas y dejas de es

o y hacerla a un lado. Comencé a caminar dispuesto a

uitado de un golpe a la persona que es

que yo. Sumado a eso, tengo que apresurarme y estoy perdiendo el tiempo parado

tando no verme grosero, después de todo, f

arta de llegar con el estómago vacío al trabajo, pero creo que un pensamiento pasó a otro y perdí la noción del tiempo y

yunar ahí, te lo recomiendo -dije y, sin duda, me com

te tomo la pal

legar. En ese minuto ninguno de los dos dijo nada, que alivio sentí. Puse un pie en el restaurante,

días, seño

engo 25 años y me hacían sentir como un a

ido, jefe

spondí con total educación y

o eres el gerente? -preguntó la p

l estar frente a Román, el gerente de la sucursal-. Román, ella es...

a -dijo un po

ne prisa -di la orden y sin duda, Román la siguió al pie de la letra, le ofreció una mesa y

oco de trabajo para terminar y debía ser antes de que mi hermano llegara y me lo exigiera, pero también sentía el

egunté y me senté en el gabinete a

Lukas Valencia? ¿Hijo de Franco Val

Lia conociera mi apellido, ni q

ijo de Franco Valencia, que ya no es el dueño porque está m

taba sentado en la misma mesa que ella y compartiría el

s, todo mundo hablaba de ello: "Muere Franco Valencia, important

ar, parecía que nada le sorprendía y que no le im

se fue, pero tengo la fortaleza para seguir sin él, pues me d

da que aún había en mi interior, pero no era c

es un dolor que no te puedo explicar, la tragedia que

or era similar al que yo sentía por perder a mi papá, pero había algo más

fue lo que le ocurrió a tu padre? -pregunté, intentando averiguar aquella e

bueno, me cuesta un poco decirlo sin

que te acompaña para el resto de tu vida, pero perder a tu

óname si hago muchas preguntas,

recordarlo y responder si no quería, en su rostro había

car una pelea que acabó con su vida... salió en los periódicos también, pero mi padre, a diferencia del tuyo, no era nadie importante -dijo y comenzó a reír, en verdad me dejó paralizado su for

gré por fin entender por qué Lia tenía ese sentimiento en su corazón. Lo que había en ella era rencor y

va, fue catalogado como el homicidio

¿qué pasaba por mi mente? Dije algo que

tanta simplicidad sobre la trágica muerte de su padre-. Jorge Nava era mi padre. Me fascina el hecho de que yo conozca a tu p

a salió decir que era violento y que la golpeó a ella y a su madre. Entonces me liberé de culpas y la plática siguió fluyendo poco a poco. Los minutos corrían lentamente, el desayuno

años fue diagnosticado con cáncer hacía unos cuantos años, es lamentable saberlo. Además, me dijo que su relación con su madre era bastante mala. Yo por mi parte le expresé algunas anécdotas también, como el hecho de que fui adoptado en Colombia

dó tanto como ella a mí. Aun entre risas, Lia me contaba sobre su nuevo empleo, cuando de pronto ambos pegamos un brinco sobre nuestros asientos, enormes carpetas

arán sin productos básicos de producción,

ermano con bellísimo carácter

ué me hablas, por supuesto que lo har

ue había dejado caer y de forma escalonada

las 11:00 a. m., ¿acaso no

a, aún parecía querer arrancarme la cabez

rí los ojos tanto como pude y coloqué mis lentes que estaban sobre la mesa, miré al fondo donde se encontraba la caja de cobro, pues, justo arrib

estaba sobre las montañas aún? -Después de terminar de expresar sus dudas, Lukas comenzó

de las 10: 00 a. m., lo juro, Lukas, discúlpame en verd

deficiencias en las últimas semanas y fallé. Por otro lado, Lia seguía ahí, muerta de la preocupación. Sacó un teléfo

llo, pero no permitas que te distraiga de tus obligaciones -dijo Lukas antes de

to, es mi primera llamada de atenció

ndos. Miró a Lukas y volteó su mirada hacia mí. Mi hermano, por su parte, arrugó las cejas a

ukas, ella es Lia, una amiga mía

mocionada por alguna extrañ

dijo Lukas estre

ente a mis ojos -expresó ella, cons

totalmente extrañado al igual q

segundo, pues recargó su espalda p

y todas mis amigas se volvían locas al verte, eres amor platónico de tres de ellas, me envidiarán cuando sepan que te c

evista -dije, intentando saber

si todos los días, pero por favor, aclárales que no tienen oportunidad alguna conmigo -sus palabras hicieron reír a Lia y por supuesto que a mí también, me sorprende la capacidad que tiene para ser tan insoportable y aun así ser del agrado d

ia no pudo terminar siquiera de decirl

cabeza. -Sabía de sobra que sus palabras cont

a amarlo con el tiempo -le dije

que eres un ángel, apareciste y mis pensamientos y emociones comenz

eo que en ese momento algo sucedió conmigo, mis propias palabras me hicieron darme cuenta de que había algo diferente con ella. Ella sonrió y pude ver cómo sus mejillas enrojecieron, pero miró su bolso. Creo que para disimular que la había puest

nto sería la oportunidad adecuada para volverla a v

si me lo dices con e

e. Se levantó y yo hice lo mismo al instante, creí que la despedida sería con la form

Enrique, pr

turalidad y había un aroma tan dulce por todo su cuerpo, que me hacía sentir en un campo de lavanda. No pude pronunciar palabra, me sentía tan nervioso, solo correspond

, Enrique. -Nuevamen

as espiando? -le dije comple

s los días, tú, por otro lado, desprendes azúcar por los poros y me das vergüenza -dijo

gañarme nuevamente, no solo por haber olvidado mi trabajo, sino por estar sonriendo como un idiota por una mujer sin duda, hermosa, pero que acababa de

regresar a verlo, pude ver cómo se detu

ibrar de mí tan

ien no hablaríamos del tema durante el trabajo, a

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