AMOR IMPLACABLE
les e
entusiasmado por este viaje. Era muy niño cuando viajó por primera vez a Akkad, por lo que es muy poco lo que recuerda. Las otras veces que abordó un barco, fue para pescar por las cercanías de Sumer y nada más. Ahora viajan por caudaloso rí
o otras distinguidas visitas en palacio y deseo que se conozcan, pues tienen asuntos muy importantes que comentarles; los cu
s avanza por los enormes pasillos, observando todo con bastante curiosidad. Al ingresar los recién llegados al salón real, los inv
e Sumer y a su hijo; el príncipe Heracles! El cual, por cierto, es un sorprendent
que desde que ingresó al salón no le ha quitado la vista. Por su parte, la hermosa Mega, al parecer, tampoco ha sido para nada indiferente ante el interés despertado en el apuesto y gallardo joven, puesto que con disimulad
ún día y en mejores circunstancias de las que ahora nos encontramos, podamo
litado para realizar algunas actividades que anhelas -le responde con curiosi
ego le pueda responde
onversar, lo cual te pido que escuches con mucha atención; puesto que se trata de un asunto que deseo proponert
aparición una sirvienta, portando un gran j
proporcionado en Tebas, puesto que allí no existe algo que se le asemeje -
placencia, acepta y corresponde al diálogo con el apuesto joven. En los dos jóvenes fue evidente la atracción que sintieron desde
esto, siempre que mi señor (dirigiéndose ahora a Creón), me permita llevar a su bella hija c
el mercader griego acaba de recibir una reverencia de un príncipe. Algo que en Tebas o quizás en todo el mundo no se le dará jamás; por lo que se siente complacido. Además, este pretendiente, aparte de ser un gallardo y apuesto joven, en
to, puesto que tienes que alistarte para la cena. ¡Tú, joven
se marchan de la gran sala; entusiasmados por el momento que tendrán para estar juntos y poder conocerse un poco más. Al parecer, Almea es la
femenina y sobre todo de madre, la hicieron percibir detalles que para los demás pasaron desaparecidos. La reina sumeria, celosa, se
como hiciste conmigo. Te he afirmado que Alfenón es alguien en el que puedes depositar toda tu confianza. Ah..., es probable que él te pue
e principios. Por mi parte, estoy satisfecho de conocerlos a ambos. Espero que nos pue
aquellas desconocidas tierras. El mercader griego ahora que tie
rieron. Mi vida en realidad ya no me importaba, pero sentí pavor ante la posibilidad de perder a mi única hija. Es por ello que nos tienes aquí, desesperados buscando ayuda; la cual espero recibirlas de ustedes, puesto que ambos poseen mayores conocimientos que nosotros, en
un tema que no le gusta tratar con
osas que no te responderé -le cuestiona Alfenón algo
e Murabi tratando de s
s pueblos recibieron de aquellos extranjeros. Los cuales, al final resultaron ser malos
n detalle que llama su atención y
de abusos y nadie los pudo frenar. Todos portaban relucientes armaduras, las cuales estaban fabricadas de un metal desconocido para nosotr
a cual ha quedado espantada por la notic
inúan en Tebas o hacia dónde se marcharon? -pre
por Tebas, son los mismos raros e imponentes guerreros que en el pasado, enseñaron aquellas desconocidas artes de sanación; tanto a acadios com
ndición para nosotros, aunque recordándolo bien; la peste empezó poco tiempo después de que aquellos extranjeros se marcharon. ¿¡No habrán sido
e fueron "ellos". En tal caso, la incertidumbre es si se trata del grupo de Hydes o del de Zeum. «Gera jamás le dejaría real
os inolvidables momentos que pasó al lado de la extraordinaria y bella guerrera. Almea, en silencio, lo mira por unos instantes, adivinando lo que es
tanta maldad y ese es "Hydes"! ¿Qué o
in importarle matar a sus propios soldados, con tal de aniquilar a los defensores del Edén. Lo peor de todo, fue capaz de quemar y destruir aquel hermoso lugar. No
ora, lo que urge es planificar nuestra ayuda para Tebas -sostie
bir en los dos soberanos su seria y desinteresada intención de ayudarlos.
enfermedades que antes eran incurables para nosotros. Es probable que sepan encontrar la cura para
on ustedes dos. Ahora veo que Murabi no se equivocó cuando me comentó sobre la nobleza de
regreso, para que juntos naveguemos hacia Tebas -afirm
ios jardines, el príncipe Heracles y la hermosa Mega pasean muy a gusto, totalmente ajenos a lo que sus padres se encuentran definiendo; disfruta
ser tan hermoso para mí. El haberte conoci
ue me dices. Eres un príncipe, puedes tener en tu reino a las mujeres que desees. Muchas deben caer rendidas a tus pies. Ahora que te observo bien
tas actitudes, con las que le da a entender un "quizás..." dejándole la incógnita de la posibilidad. El joven príncipe es todavía ingenuo en estos asuntos, se encuentra fascinado por ella. Jamás había sentido una atracción así de fuerte por alguna mujer, por lo que se encuentra decidido a no p
i tierra todo es playa, mar y... ahora muerte -expresa la joven, mientr
ceda por ahora más nada que amistad entre ambos; hasta que llega el inoportuno momento de regresar. Por la noche, durante la cena, ambos intercambian miradas y sonrisas; las cuales solo son perceptibles por una sola persona. ¿Quién más pod
sea desprenderse ni un momento. Alfenón todo este tiempo había estado ocupado o sumido en pensamientos del pasado, por lo que no se había dado cuenta hasta este momento de la
casa. Iremos a traer a nuestros curanderos. Murabi y yo nos hemos co
os de la hermosa Mega se il
bló de la nobleza de tu corazón -le expresa la joven, mientras por debajo pellizca a Heracles para que este no
. Pero, a decir verdad, a Heracles lo único que le interesa en esto
odas formas tendremos que pasar por aquí. Te lo pido, padre, déjame estar con ella hasta tu
jo y descubre que ella también le mira suplicante, aunque sin decir nada. Entonces entiende que el "entusiasmo" de su hijo es también correspondido. Comprende que ambos jóvenes se sienten muy a gusto juntos. Decide que no cortará la felicida
e! Nadie como tú
ue se encontraba a un par de metros, se encuentra celosa y fastidiada. Lo cual es comprensible, puesto que Heracles, por estar tan emocionado al lado de la joven, no to