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AMOR IMPLACABLE

Capítulo 6 6

Palabras:3217    |    Actualizado en: 30/10/2024

be cuidarse sola. Además, tal como está la situación, entiende que no podría encontrar un mejor partido para su hija que este, puesto que se trata de un pretendiente, el cual ap

rvientes, dejando a Heracles en Akkad. Al arribar al puerto los recibe Apolinum,

dido? ¿Dónde es

en el camino! -respond

capitán se da cuenta de que nada grave ha sucedido, puesto que solamente manifiestan molestia y no así preocupación. Mientras se dirigen hacia el palacio

as peor que él -declara el leal Apolinum con toda convicción de lo que expresa, puesto

enía seis años cuando hacíamos

¿lo recuerdas? Relájate, él muchacho está madurando más rápido que nosotros -responde Apolinum

sto que demuestra Almea. La reina se encuentra fastidiada por el tema y la evidente complicidad del capitán, por lo cual se retira sin decir una palabra. Además, sabe que ambos platican asun

arás si te encuentras con Gera? ¡Tu hijo! ¿Será igual de alto y fuerte co

ofunda nostalgia, la cual no puede evitar hacerla evidente. Apol

ella. ¡Cómo peleaba, ah..., sobre todo la forma en que te protegió y curó tus heridas! ¿Có

se le han pasado por su mente. Por ello le responde con un gesto de inc

er a mi hijo. El rumbo que tomaron las cosas en ese tiempo, no sé

estés a punto de cometer alguna torpeza". Además, tanta paz y tranquilidad ya me está empezando a hastiar, y eso no me gusta para nada. Otro asunto que quizás no has tomado en cuenta; tu muchacho me tiene

a vez no te dejaré; te necesito. No sé con qué nos encontr

tán les será muy útil en las tierras griegas. De tal manera, esa misma tarde se realizan los preparativos para partir hacia Tebas. Se ponen a disposición dos naves con los médicos, a los cuales se suman unos veinte soldados sumerios, bajo el mando de Alfenón y Apolinum. Se ha

prisa antes de que nos escuchen los sirvientes de mi padr

jardines hasta llegar al bosque. Allí se dirigen hacia un her

cia y muerte. Sin embargo, actualmente existe para nosotros al menos una esperanza. Tu padre nos ha dado

e les hará daño a ti ni a tu pueblo! -le asegura el jov

gundos; pues inmediatamente lo aparta colocando sus manos sobre el pecho del joven. Le sonríe moviendo la cabeza negativamente, mientras se levanta para alejarse un poco de la situación. Heracles

tan fácil. Mega no es una mujer cualquiera, es una joven virgen muy bella, y quien pretenda ser el afortunado de poseer su amor; deberá hacer los méritos para merecerla. No o

omo están las circunstancias; al parecer "lo demás..." solo será cuestión de un poco de tiempo. Al alejarse la joven, Heracles

ajo esos arbustos, ¡deprisa! -ordena el joven príncipe, mientra

percibe algo. Sospechando que está siendo observado, mira hacia todos los rincones y da la impresión de que olfatea buscando algo o a alguien. Y... ¡efectivamente!, descubre las dos siluetas escondida

? ¿Eres un acadio? ¿O solo vienes a robar? -p

sa manera. «No es un humano, tampoco es uno de nosotros. ¿Quién es entonces?», se pregunta intrigado el solitario ser celeste. Heracles sale hacia la parte más despejada. La luna llena se encuentra en todo su esplendor e ilumina a

ar! ¡Puedes hacerlo, siempre y cuando pases primero por

hazte a un lado y déjame seguir mi camino -le exhorta el imponente legionario, tra

además estás desarmado! ¡Te va a matar, hazle caso y déjalo ir!

te tal dama. Por lo que hace caso omiso a las advertencias de la aterror

increpa amenazante el legionario celeste, tratando por última

el suelo, dejándola a la misma distancia de los dos. Esta acción sorprende a Heracles, pues jamás se había enfrentado a un rival tan arrogante y

, deja al descubierto uno de sus flancos, el cual es aprovechado por el legionario, quien le propina un poderoso golpe de puño en todo el rostro; derribándolo y haciéndole sangrar la

legionario, quien consigue de apenas esquivar el ataque, pero el joven aún no ha demostrado todo lo que tiene y aplica una fortísima patada sobre las extremidades inferiores del legionario, haciéndolo perder el equilibrio para caer pesadamente. Ahora es Heracles quien hace el gesto a s

to, deté

es amenazantes les apuntan con sus flechas. Los dos ens

cipe sumerio! ¡Al otro, encad

n aguardando. Al encontrarse frente al gobernante acadio, Heracles, avergonzad

miendo que así acostumbras a pagar la hospitalidad

adio, permanece en silencio sin manifes

-interviene Mega dando un paso adel

abeza al legionario Bartos. Se ha dado cuenta de que se trata de uno de aquellos extraños seres que estuvieron entre su gente hace casi seis años a

tu padre. Creón..., haz lo mismo y llévate a tu hija. ¡Ustedes, síganme! -concluye Murabi, ordenando a s

bi contempla detenidamente los golpes y lesiones en el rostro del legionario a causa de la pelea con el jove

ro de que no es de estas tierras -

¡Por lo tanto, el que hac

solamente responder lo q

aces en nuestras tierras? ¿Dónde están

mi mujer, con la que muchos años hemos vivido cerca de tu pueblo y sin que ustedes sepan de no

rosiga en su confesión; puesto que está seguro de que este tien

ovechaba la noche para no ser descubierto por tus soldados, pero ahora me encontré con ese obstinado joven, el cual estoy seguro de

si fuera poco, el hecho de haberse enfrentado y no haber caído derrotado ante este rival tan grande y poderoso, le hace suponer que existe algo extraño que debe descubrir; aunque con mucha sutileza, para evit

me asegura de que no vendrás lue

ar al lugar donde nos escondemos. Te convencerás de que

te quedes esta noche. Mañana llegará el rey Alfenón de sumeria

e con la cabeza, pero le muest

abi a sus guardias, los cu

s lastimadas muñecas mientras mira en forma amigable al rey

habitación para qu

ra Heracles, quien siente algo de temor hacia su padre por lo ocurrido la noche anterior. Además, de que se encuentra avergonzado, por su rostro golpeado y lleno de

¿¡Qué te ha pasado!? ¿Quién fu

... Yo tuve la culpa. F

argará de explicarte. Por ahora tenemos un asunto muy importante que de

el que se encuentra! -lo increpa Alfenón, molesto p

seo mostrarte tiene relación con

racles observándolo. Se encuentra intrigado por saber quién

ántos

, le hace saber que e

fue capaz de

del hecho. Murabi y Alfenón llegan al palacio donde les está aguardando Bartos, quien se incorpora al verlos ingresar. Alfenón, al momento de verlo, se da c

se encontró con mi hijo! -asegura el rey su

mente se queda mirándolo. Mur

rmado, pero arrojó su arma cuando o

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