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Perversos Deseos: Poder y Lujuria

Capítulo 3 Episodio 02

Palabras:1828    |    Actualizado en: 04/11/2024

su casa y, casi al instante, recibió uno de los numerosos mensajes que

dote desde hace diez minutos." James guardó su móvil mientr

la clase del Profesor Dante a primera hora de la tarde. A menudo llegaban tarde, y esto en gran parte se debía a que

por ende, imponerles castigos absurdo

iría una reprimenda por parte de Mark. Tomó una respiraci

ía su pierna mientras murmuraba algo con mal gesto, llevándose el teléfono a la oreja. Antes

raños choques con sus manos-. Menos mal q

el jugo que sostenía entre sus manos-. Lo siento, pero tardast

endo su mano como si espantara un mosqu

jos entrecerrados,

r eso, no es nuevo -co

sa irremediable, James le dio un ligero empujón a su ami

enó. Supuso que Alex habría estado contando las mismas estupideces de siempre, pero no se interesó en indagar. Más bien, le dio una enorme mordida

nea en su rostro, haciendo que Mark asintiera de inmediato. Sin querer

as enormes gafas, caminaba dentro del lugar. James tragó la comida, evitando escupirla cuan

con una risa suave escapando de sus labi

-se burló Alex, robando un mordisco de la comida de James. Este de in

mientras observaba a la chica dirigirse a la caja. La siguió con la mirada

o por más tiempo. La chica había volteado sobre su hombro, dándose cuenta de que había llamado la at

. Una enorme sonrisa que no pasó desapercibida para Alex y Mark, quie

e que tanto le gustaba. Sean estaba allí, y se veía guapo; el hombre mayor no parecía darse cuenta de que el lugar estaba habitado

tión de segundos, rojo. Pero no de furia ni mucho menos,

idos admiraban. Y cuando comenzaron a reír más fuerte, el moreno volteó, abriendo los oj

chaza tanto -asintió James, cesando su

de tu sexy profesor -aseguró Mark, recostándose del respaldo de la sill

zando la situación. Cuando Sean besó la mejilla de ella y pareció susurrarle algo

lpéenme -pidió, su voz baja y sus amigos pararo

o mucho más, y la mirada miel dirigiéndose hacia él. Sean estaba enoja

ndo la mano. El moreno apretó la mandíbula, esperando que les dieran su pedido

ado, manteniendo su mirada desagradabl

con la de la chica y la jaló de regreso a la salida. Cuando pasó al lado de la mesa

a a sus alumnos, que, al verlos irse, rieron con más ganas. Cuando James se cansó, q

via -dijo, su voz sonando furiosa. Dos pares de ojos lo miraban, y sus hombros se e

de la universidad, y el sonido de sus pasos resonaba en el ambiente, marcando un ritmo apresurado. James, con su actitud despreocupada, lideraba

Sean impartiendo la clase. Sin dudar, James entró primero, seguido de sus amigos, sin preocuparse por interr

ento deliberado, apoyó su brazo en el respaldo de la silla y miró a Sean con una expresión divertida, casi desafiante. La clase continuab

peare -dijo Sean, recorriendo la clase con la mirada-. Hoy

tando la atención de varios de sus compañeros.

ra de Shakespeare

o en seco, su expresión endureciéndose al tiempo que clavaba una mirada severa en James. Las risas de los estudiant

un peso que parecía incrementarse con cada carcajada que resonaba en el aula. Sin embargo, no iba a

as formas -respondió Sean, manteniendo su tono profesional-. Si tienes un interés genuino en explorar esas temáti

ía provocado. Sin embargo, la firmeza en la voz de Sean y su control

iara el propósito de su lección. Con paciencia y precisión, habló sobre la riqueza literari

forma en que Sean había manejado la situación. Había esperado enfadarlo o avergonzarlo, p

dispuso a salir. James, Alex y Mark se quedaron unos momentos más, comentando entre ellos y preparando su

entar los desafíos, que le resultaba irresistible. Una mezcla de respeto y deseo, de admiración y provocación, q

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