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Cállate y dame un hijo

Capítulo 3 3

Palabras:1150    |    Actualizado en: 18/11/2024

e la ventana de mi habitación todas las mañanas correr en dirección al par

Tampoco que compré esta casa porque sabía que sería vecina de él y así nos vería

de la casa para subirme en mi auto, recuerdo que iba ese domingo a adelantar trabajo en la oficina. Él me echó una mirada r

ene es esta y que justo mi casa quede en la esquina de ese mismo parque. Y también debe serle exasperante qu

yo lo observo por la ventana apenas me despierto y con el pelo enmarañado,

magnate. Si quisiera, podría vengarse por haberle hecho imposible la primaria. Pero no lo hace, sa

hicas estaban enamoradas de él, era el presidente de la clase y el que siempre ganaba los reconocimientos. Yo me esforzaba demasiado, po

Hacía como si y

er un trabajo en grupo

jo. Tú nada más e

eteándolo, para después correr a tomar el borrador del tablero y se lo aventé. Recuerdo el son

recostó al tablero. Recuerdo que creí que me iba a matar. Pero terminó obs

oy igual a t

nico que

oltó y despué

rabajo, aunque yo no particip

ero en mí había comenzado una mezcla de admiración y culpa. Ya no lo odiaba, me sentía culpab

evantarme, pero al final lo hago y apago la alarma del celular que está en mi mesita de noche. Me levanto y dudo en si observ

e abajo. Él es bien señor puntual, nunca se retrasa. Quién sabe cuántos años

mi ventana. Esta vez lleva puesto auriculares inalámbr

y también husmea, paseándose por

do mi mirada se enc

e llevar mi empresa a la quiebra -le digo

o, irguiendo su cola, maullando en repe

segura de que este desayuno me dará ind

staría el señor Bacheli. Claramente acepté porque sabía que era una gran oportunidad para log

rece ser un patio de una vieja casona que acomodaron con una fuente de ni

cho se roza con el de Alessandro. Él se pidió unos panes con café sin azúcar y una ensalada de frutas, al igual que su padre. Todo

dwich por la mitad, el señor Bacheli comenzó a hablar sobre lo importante que era dejar los asuntos personales fu

piedra y era difícil que no se tambaleara y me daba miedo q

ó mi papá al verme i

ctativa de si me iba a caer. Después volvió a su serm

paciente, pero con autoridad-, sin embargo, ya son adultos. Y no cualquier adulto, si

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