Rubí - Miedo y Culpa
mi guardarropa; Armando tiene algún tipo de capricho-obsesión por verme siempre bien arreglada,
los, lentejuelas y entalladas ceñidas al cuerpo, tengo algunas prendas cómodas para usar cuando é
, llevo zapatillas altas de color negro y mi bolso; no traigo puesta ninguna pulsera, collar, reloj o aret
entas de los hombres y las despectivas de las mujeres se posan sobre mí, mi cabello rojizo no es más que otro elemento para atraer m
.
y me paro frente a un gran espejo admirado como se me mira, el vestido va atado a mi cuello tengo toda la espalda descubierta y es extremadamente corto y ajustado, muy incómodo, pero Armando e
o Renata, eres una mujer tan sensual... estoy s
mi edad, no lo sé, me recorre completa de pies a cabeza admirando cada centímetro de mi piel descubierta, cuando sus
Te dije que me espera
es cuidarte y protegerte.- me lo dice en ese tono seductor que solo usa cuando est
eger no acosarme, lárgate de mi v
e siempre derramaba el vaso, no tengo ánimos de seguir en ese lugar ni pro
~~
r sin ataduras disfrutando su vida, yo por otra parte no podía poner un pie fuera de la residencia porque tení
lejón de terracería entre dos casas, el terreno es baldío y solitario, lleno de rocas y tierra suelta, e
raban mi llegada, empezaron a tomar las bolsas de la cajuela para ayudarme con ellas, pero solo eran dos, me bajo del auto y me topo con una de ellas que lleva las bolsas, en realidad nada de esto es necesario, yo puedo hacerlo por mi cuenta, pero n
~~~
me, lo hice con toda la lentitud del mundo... me puse unos aretes largos de oro, me hice un maquillaje elaborado y llamativo con sombras rojas y oscuras para combinar con mi vestido, deje mi
ltar en estas fiestas mujerzuelas por doquier, pasando de brazos en brazos en busca del me
ntrecerrados, no le doy importancia y me retiro a la sala de estar en espera a la llegada de mi
lleno de adornos caros y cuadros extraños, es como esta
z proviene desde mi espalda, unas manos se posan en mis hombro
ndo por t
sposo, es un hombre atractivo y bien conservado para su edad, aun así se mira mucho más mayor que
osa y no lo digo en buen sentido, rodea el sillón que nos separaba a pasos lentos y seductores; al llegar frente a mí levanto el rostro para verlo
ostro, para después inclinarse y unir sus labios con los míos, en un bes
mi guardarropa; Armando tiene algún tipo de capricho-obsesión por verme siempre bien arreglada,
los, lentejuelas y entalladas ceñidas al cuerpo, tengo algunas prendas cómodas para usar cuando é
, llevo zapatillas altas de color negro y mi bolso; no traigo puesta ninguna pulsera, collar, reloj o aret
entas de los hombres y las despectivas de las mujeres se posan sobre mí, mi cabello rojizo no es más que otro elemento para atraer m
.
y me paro frente a un gran espejo admirado como se me mira, el vestido va atado a mi cuello tengo toda la espalda descubierta y es extremadamente corto y ajustado, muy incómodo, pero Armando e
o Renata, eres una mujer tan sensual... estoy s
mi edad, no lo sé, me recorre completa de pies a cabeza admirando cada centímetro de mi piel descubierta, cuando sus
Te dije que me espera
es cuidarte y protegerte.- me lo dice en ese tono seductor que solo usa cuando est
eger no acosarme, lárgate de mi v
e siempre derramaba el vaso, no tengo ánimos de seguir en ese lugar ni pro
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r sin ataduras disfrutando su vida, yo por otra parte no podía poner un pie fuera de la residencia porque tení
lejón de terracería entre dos casas, el terreno es baldío y solitario, lleno de rocas y tierra suelta, e
raban mi llegada, empezaron a tomar las bolsas de la cajuela para ayudarme con ellas, pero solo eran dos, me bajo del auto y me topo con una de ellas que lleva las bolsas, en realidad nada de esto es necesario, yo puedo hacerlo por mi cuenta, pero n
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me, lo hice con toda la lentitud del mundo... me puse unos aretes largos de oro, me hice un maquillaje elaborado y llamativo con sombras rojas y oscuras para combinar con mi vestido, deje mi
ltar en estas fiestas mujerzuelas por doquier, pasando de brazos en brazos en busca del me
ntrecerrados, no le doy importancia y me retiro a la sala de estar en espera a la llegada de mi
lleno de adornos caros y cuadros extraños, es como esta
z proviene desde mi espalda, unas manos se posan en mis hombro
ndo por t
sposo, es un hombre atractivo y bien conservado para su edad, aun así se mira mucho más mayor que
osa y no lo digo en buen sentido, rodea el sillón que nos separaba a pasos lentos y seductores; al llegar frente a mí levanto el rostro para verlo
ostro, para después inclinarse y unir sus labios con los míos, en un bes