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El hijo secreto del billonario

Capítulo 2 002

Palabras:1114    |    Actualizado en: 23/11/2024

o? -El rugido furioso de Enrico

casa, y su padre ya descargaba

cuerpo-. Pareces una pordiosera, paseándote por la ciudad con ese v

ría estar acostumbrada al trato arrogante de su propio padre, pero todavía tenía la esperanza de

poso con una mirada severa, luego se giró hacia Antonel

dos la escucharan. En el fondo, disfrutaba de que Antonella no se hubiera casado con el multimillonario d

a rabia fue su única defensa-. Me obligaron a casarme con un hombre que no conocía

vez que la golpeaba, aunque las palabras que le decía habitualmente le producían la misma sensación que ahora.

a-. Y este matrimonio era nuestra salvación. Si no puedes conseguir un bu

a conseguir lo que deseaba. Antonella sintió un nudo asfixiante en su garganta al recordar que su fam

pero estaba cansada de que su p

ómoda-. ¿Por qué yo tengo

o, Antonella? -murmuró Aless

a vez más molesta-. ¿Crees que todo lo que estoy pasando es gracioso? Mien

ro la sonrisa provocadora no aban

ito explicar que Alessia estudia a tiempo completo y no puede trabajar. Por fav

derle a su padre, pero había cosas que no podía tolerar en silencio. Sin embargo, se

zó a subir las escaleras, cuan

dose una vez más-. Dudo que alguien en esta ciudad quiera c

y corrió a su habitac

pero apenas se sentó a desayunar. Fue bombardeada con las exigencias d

empresa donde trabaja tu tío -le quitó la taza

ca parecía inconsolable. Solo para no preocupar m

ué puesto me estoy postulando

de la empresa -respondió él, mientras la t

ritaban. Caminó hasta Francesca y la besó, intentando calmarla. Luego volvió a su habitación y se

l: no poder tomar sus propias decisiones ni vivir la vida que un día había deseado. Cuando el

tu día -dijo, visi

ana -respondió Dominique, tratando de consolar

la vida de Antonella. Ella sonrió, tragándose las ganas de llorar. Entraron al ascensor y, en cuanto llegaron a la r

itados daban la impresión de que A

del mostrador. El rostro de Dom

nto a ella, sujetándola del brazo e intentando

que estaba parado a unos metros de distancia-. Ese

ente paralizada por la belleza del hombre. Luego se puso de pie

rme cómo se ll

hombre que Dominique indicaba, y sonriendo-. Es el

uerza al escuchar esas palabra

ndonado en el altar, era el mismo hombre

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