ENTRE EL AMOR Y LA VENGANZA DE LA EXESPOSA
7 Dulce
rlo
ente a la mujer con la que había estado casado, y que aparentemente nunca había querido. Esa imagen de perdedor era
que me sorprendió por completo. Sentí su respiración robarme el aire. Y mis nervios
e. No pude evitar sostenerle la mirada, pero me sentí como si hubiera perdid
mpostura. Una sonrisa hipócrita se dibujó en mi
ada que no pueda ayudarles a ustedes. ¡
, pero al mirar su agenda, vio que todos sus espacios estaban
sto muy importante en la compañía, sin el cual
emocionada. -Ah, ¿sí? ¿
ora, serás la jefa de la cafetería. Tu tarea será guiar a los empleados del servicio en la cocina y preparar
al pecho. Nunca imaginó que sería some
¡mínimo debería tener un cargo como gerente! ¡Eres u
a la bancarrota. Evidentemente, no puedo colocarte en un cargo alto porque no confío en ti. Así que mi opción e
con la cabeza. -Ni lo sueñes, Ch
n gesto de triunfo. -La pequeña Diane, gracias a sus estudios y
a mal con la oferta y esbozó una sonrisa sutil, mostrando su
un tono imponente, me detuve frente a él, dejando que viera mis encantos. Federic
ico y comisiones por los negocios que consigas. Sé que eres un charlatán y un perfecto embau
su propia bilis. Se levantó, casi empujándome, cerró s
i familia de esta manera. Fue un error venir
rios -dije en un tono divertido. Feder
ujo de humillarnos -dijo Fede
ales. Cuando Federick comenzó a leer, vio que el salario ofrecido era exager
liamente y lo
na se apoderaba de la hoja para ver qué estaba
esto? ¿O es una broma? -preg
s cosas -le respondí, quitándole la hoja de nuevo. -Pero si no les interesa,
adre de la mano y me
ones. Gracias por el ofrecimiento.
que la tensión se disipara. Magdalena miró a su hijo, con los ojos llenos de súplica, tratando
estaba en gran parte relacionado con la quiebra de mi compañía, sentí un toque de desazón. Quería tener a Federick cerca para poder contr