La Princesa Perdida: El Renacimiento del Fénix
rdenado a sus sirvientes que construyeran un columpio en el árbol más alto del pati
columpio. Cubriendo un bostezo con su mano, se dirigió todavía semidormid
fingió empujar el columpio para agacharse y susurrar en la oreja de la n
la noticia. Después de levantar un poco las cejas, pregunt
vamos bien. Después de todo, fue él quien me vendió al palacio cuando era solo una niña. Al parecer, los sirvientes de la emperatriz cometieron un error, pues atrajeron a la familia de mi tío hasta el palacio, asegurándoles que me había ido muy bien siendo sirv
ó una gran riqueza y una posición importante en su asamblea si trabajo para ella. Prometió d
entó: "En este caso, creo que
n alma madura, que superaban por mucho a su edad. Ella comprendió que Yvonne ya sabía lo que iba a hacer. "La emperatriz realmente debe odiarla. Parece que no hay nada que ella no esté dispuesta a hacer.
ó haber sobornado a alguien más. Seguramente pensó que es muy fácil controlarme y comprar a mi gente. Necesito que vigiles de cerca a los otros asistentes en los sigu
usto cuando estaba preparándose para dormir, su asistente Julian apareció y pidió hablar con ella en pri
ara dirigirse al asistente. Él era un hombre locuaz y directo
reglaran su cama en el santuario interior, antes de sentarse en una silla e
reguntó: "Julian, ¿por qué tan cal
todavía necesitaba actuar como una niña cuando hablaba con é
ente habló Julian: "Su Alteza, la em
. "¡Eso es imposible! Puedes terminar decapitado por decir algo tan tonto como eso. No te creo. La emperatriz es una madre para mí y siempre ha sido m
e digo todo esto es porque anoche fui capturado por bandidos y justo cuando pensaba que me iban a matar a golpes, me arrojaron a los pies
me ama y sé que debe ser una gran sorpresa". Yvonne ocult
estar trabajando para la emperatriz. Alimenté a unas pocas gallinas con lo que ella
abiertos en él y le preg
acaban y picoteaban los ojos la una a la otra! El veneno no causó su locura de inmediato. Es de reacción muy lenta. La emperatriz traerá a los
tiendo. Por favor, entrégame el veneno. Por cierto, ¿la emperatri
que me amenacen. La emperatriz prometió darme oro y otras riquezas, pero no tengo necesidad de tenerlas. Pensé todo co
é que disfrutas trabajar con comida y bebida en la cocina. ¡Dime t
y asintió: "Alteza, me encantan las
ndrás! Ya es tarde, Julian. Será mejor que regreses de una vez. Necesito desc