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El pecado de Afrodita (Ceo, amor, pasión, erótico, millonario CEO)

Capítulo 4 Cuatro

Palabras:1845    |    Actualizado en: 19/04/2021

ítu

JONES HAC

ande. La furia lo dominó y su asqueroso rostro que tanto recordaba y me daba pesadillas por la noche, me hicieron se

é gritar a Jame

ogaba que tuviera alcohol y comencé a ingerirla descarad

usca de un baño en el cual refugiarme. Encontré lo que parecía uno y abrí la puerta d

jo, ahogando gemidos mientras un joven de unos veinticinco años, moreno y de gran contextura física, le levantaba el

irada hacía mí, con l

lamé, con las mejillas ardiéndome

e escuché decir a la madre de

iarme y así poder calmarme. Piensa en mariposas y no en la vieja en la que e

a toda velocidad que no logra alcanzarme por más que grite mi nomb

na gran fortuna. No sabía que él as

barrio privado está desierta. No hay un alma y el silencio es algo

huir de

o a llorar. No puedo evitar romper en llan

cerrando los ojos y sintiendo como mi cabello se pegaba

Al

trás de mí me prov

vencida con mi pedido, pero sólo mi t

viado por encontrarme. Limpio las manos con el dorso d

abre l

James -inquirí, llevándome las manos

mi lado y puedo percibir que está mirándo

dentro? ¿Por qué saliste corriendo

qué. Sinceramente desconozco mi estado de ánimo com

l necesita un

ás prestigiadas de Seattle, del cual renuncié. Es el que me ma

la. El rostro se le desfiguró, se echa haci

cab

humillarlo y que casi recibe una demanda? -la voz

voz temblorosa y al borde de las lágrimas-. Se te mete en la cabeza con sus crueles palabras, ¡tanto que llegas a creérte

r. Me temblaba el cuerpo como si hiciera frio en aquella calle vacía, el

é, des

e los hijos se ponen del lado de sus padres por más situac

er una vida mejor había sido eliminada por tu co

algún punto del aire libre-, y una vez fue tan fuerte el golpe que caí por las escaleras que viste allí adentro. Mi madre no estaba, cuando regr

ubiese costado hacerlo. No podía imaginarme cómo Garicia podía herir a alguie

o y lo abrazo. Era extraño estar allí, en esa calle que

on su local en esa calle, ya que todos los empleados renunciaron y ahora él tiene una mala imagen. Tiene en su total

sensación de satisfacción que alguien me hubiese dado

rraron

te, James? -le pregunté, apa

era tan cariñosa y apegada

trabajo y nos concentramos

vamos entend

en la piel. Me tomó de la mano y me ayuda a levantarme. Tan caballeroso como siempre. Sus ojos color

aquella fiesta y nos largamos ¿es

aba a mi lado, pod

las escaleras con un cierto asco dirigido a mí. Fue de lo más incómodo c

tiguo que se ha visto. La próxima bu

tidiado por su comentario tan fuera de

¡Nosot

ñora-lo interrumpí, entrelazando mi mano con l

frente, atrasándon

modo de protesta-. No luego de lo que me ha contado tu padre. Por culpa de

osas se hablaban a puertas cerradas, sin embargo, había logrado que

vos para hacer semej

! -le gritó la viej

erme la cara. Tampoco te

s, furioso-Querían que traiga a una, insistieron como best

nde veo un manjar para muchos invitados bajo un mantel blanco. El único recuerd

as personas continuaban ajenas al asunto, disfrutando de la música clásica que sonaba, charla

caro de presentarte aq

encontrándome con

-musité, tomando otra copa para bajar

, haciéndome sentir su perfume agrio, asqueroso. Quise

a llegarás a nada, arrastrada y caza fort

champagne en el pecho, empapando co

de la mierda! -lloré,

do, mirando su pecho empapando y el enfado lo invadió de tal manera que cuando vi que estuvo por lev

triple de g

con los dientes apretados y co

e de su hijo y lo mira, e

andeja de bocadillos al paso y una botella ce

levantada y con una ceja arqueada, disfrutando

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